Algunos días pasaron, Prim continuó sus visitas a la granja de los Berreth para concluir su trabajo, siempre acompañada por Hugh, no para ayudarla, sino para visitar a Maddie, Prim no se quejaba, ver a su hermano tan convencido por el amor de la chica aligeraba su corazón, mas las palabras de Dhalia aún retumbaban en su mente.
En momentos deseaba amar como Hugh amaba a Maddie, pero sabía, que para ella esa opción era difícil, no podía elegir libremente a quien amar, tenía que elegir entre aquellos que la elegían primero a ella y hasta ahora, solo Ed era prospecto, su mala relación con Windside le cerraba las puertas a más opciones... y no era como si Newt entrara en su lista tampoco.
¿Newt?
En fin, ese era oficialmente su último día ayudando a los Berreth, no tendría que volver a limpiar excremento de caballo, con sus últimos esfuerzos paleó su última penitencia y con un suspiro dió por terminado su trabajo.
- Luces muy feliz, creí que te gustaba limpiar eses equinas- se burló Hugh, Maddie sonrió al igual que Prim.
- Te diré, tiene su encanto, pero también aprecio no cargar con ese olor todo el día.- rió Prim.
Con la tranquilidad de un trabajo terminado bien hecho, los hermanos Birdwhistle y Maddie volvieron a la casa principal, tenían que agradecer a los señores Berreth por su amabilidad y muy disimuladamente hacerlos asimilar su posible futuro parentezco con los Birdwhistle.
Entraron a la humilde residencia, una sala de estar junto a un pequeño comedor de madera, dos habitaciones y un pequeño estudio, estar en esa casa les hacía recordar a los hermanos lo afortunados que eran.
Con alegría, los Señores Berreth sentaron a los invitados en su sillón y ofrecieron té, ambos aceptaron por mera cortesía.
- Extrañaremos sus visitas continuas- comentó la Señora Berreth mientras el Señor Berreth se apresuraba a su estudio.
- Nosotros también apreciamos su amabilidad que no podemos esperar a visitarlos nuevamente ahora como amigos y no por las travesuras de mi querida hermana.- respondió Hugh con una sonrisa divertida, la Señora Berreth rió con ganas al igual que Prim.
El Señor Berreth regresó con una pequeña cajita en sus manos.
- Querida Primrose, me gustaría darle un pequeño obsequio- dijo el Señor Berreth sentándose a lado de Prim entregando la cajita de madera, a los hermanos se le erizaron los vellos de la nuca al ver el sello de la caja, una rosa dorada, el símbolo de Mearflasgad, el antiguo reino amarillo, Hugh y Prim recordaron fugazmente la historia de la familia Berreth en sus años de gloria como una de las familias más influyentes del reino de Mearflasgad y gente de confianza de la temible Reina Vykeria Gadora.
- Señor, yo, no puedo aceptarlo- dijo Prim al imaginar que fuese lo que fuese el obsequio al interior de la caja, debía ser algo muy antiguo y valioso en la historia de los Berreth.
El Señor Berreth tomó las manos de Prim y le entregó la caja.
- Insisto- dijo el Señor Berreth.
Prim no podía ya rechazarlo, con una sonrisa asintió y abrió la caja, era un collar, una delicada cadena dorada con una piedra amarilla, era un mineral deaconocido, parecía un diamante, pero menos brillante, ámbar tal vez, pero lucía excepcionalmente única.
- Es hermoso- admitió Prim.
- Es un topacio amarillo, la "Gema de la Reina" lo llamaban, antes de la guerra con Egomedros, la Reina Vykeria mando a llamar a sus hombres de confianza y repartió obsequios, a los Berreth nos regaló su preciada gema, dijo que nos brindaría protección, y parece ser que así fue, Berreth sobrevivió la guerra y por ello seguimos aquí, deseo que usted la tenga, para que la proteja a dónde sea que la lleve su camino- dijo el Señor Berreth.
Prim no podía creer que le hubiesen obsequiado algo tan preciado, su responsabilidad a con los Berreth incrementaba a partir de ahora.
- Lo cuidaré siempre, será mi más grande tesoro, muchas gracias- dijo Prim.
Después de terminar el té, los hermanos se marcharon.
- ¿Lo harás?- preguntó Prim rompiendo el silencio del camino, Hugh sabía a lo que se refería.
- Lo haré la semana entrante, ya que esté listo el vestido que mandé a hacerle para el próximo banquete.- aseguró Hugh.
- ¿El banquete de la invitación de hoy en la mañana?, ¿el de la Reina?- preguntó Prim.
- Justo ese-
- ¿Planeas presentarla como tu prometida esa noche?- sonrió Prim emocionada.
Hugh asintió con una sonrisa llena de esperanza, el popular hijo Birdwhistle finalmemte pediría la mano de una señorita, todos se sorprenderían cuando fuera la mano de la Señorita Berreth.
Llegaron a la residencia Birdwhistle y de inmediato Prim se dirigió a cambiarse de ropa, todavía quedaba una buena tarde para disfrutar con sus hermanos.
Lo que no contaban, era que dos carruajes estaban en camino a la residencia Birdwhistle.
Por un lado, Newt había recibido también la invitación al banquete de Penélope, pero había algo en la urgencia de ese banquete que no le daba buena espina, además de que desde aquel enfrentamiento con Niel, el hermano mayor parecía merodear con mayor cautela y con una mirada peligrosa, como si todo el tiempo estuviese planeando algo, Newt necesitaba expresar sus sospechas con alguien externo, Prim definitivamente le diría si estaba o no en lo correcto.
Y por otro lado, Edmond Leonhart también iba con Prim en mente, igualmente había recibido la invitación al banquete, y esa sería la oportunidad perfecta para acompañar a Prim como chaperón y presentarla como su cortejo, entrar con Primrose del brazo a un banquete Real, era una sentencia y advertencia para el resto de que esa mujer era suya aún sin estar casados todavía, debía dejar claro su lugar junto a Prim, principalmente frente a aquel intruso Crawford.
Ambos carruajes llegaron frente a la residencia con solo siete minutos de diferencia.

ESTÁS LEYENDO
Por el beso de una dama
RomanceNewt Crawford, una eminencia opacada por la audacia de su hermano y el inalcanzable amor por una mujer, su vida cambiará al conocer a Primrose quien busca demostrar que el destino lo construyes tú