68. Estrategias para ganar.

4.8K 765 608
                                    


     Seúl, Cuartel General.
     Sala de interrogación número dos.


Min había pasado de las instrucciones de Jeon como si nunca las hubiese escuchado.

"No lo puedes tocar" Le había dicho el alfa antes de ingresar a la sala donde Baekhyun se encontraba. No obstante, fue lo primero que hizo Min en cuanto tuvo a Baekhyun frente a él.

¿Pero, podría reprochar sus acciones intransigentes? Algunos oficiales y agentes que observaban a través de la gran ventana desde la otra habitación, lo hacían. Sin embargo, Jeon no. ¿Pues cómo podría? cuando el omega entre los brazos del suyo, lloraba como un niño pequeño.

—Todo está bien, aquí él no puede tocarte, te lo prometo, te doy mi palabra —le decía Min, mientras acariciaba su cabello, al mismo tiempo en que miraba a su alfa con preocupación.

Lo sabía, Jeon entendía perfectamente lo que los ojos oscuros de su omega decían.

"Protégelo"

Eran palabras que nunca salieron de los labios de Min, no obstante, Jeon sabía que allí estaban.

Suspiró desganado, al mismo tiempo en que su omega acariciaba la espalda de su amigo con la intención de calmar su llanto.

—Disculpa, no era mi intención llorar como un bebé frente a ti —dijo Baekhyun minutos después, cuando por fin se había calmado.

—Está bien, yo te entiendo, estás sensible, es normal en tu estado —respondió Yoongi, a su vez, que le entregaba un pañuelo para que este así limpiara su rostro aún lloroso.

El silencio reinó en la sala unos instantes, mientras los destinados y demás oficiales observaban a Byun volver a su habitual normalidad.

Finalmente, cuando la calma regresó, los omegas tomaron asiento para conversar, mientras Jeon, como un halcón cuidaba a su omega de cerca. Hablaron, largo y tendido, sobre las conciliaciones que tendría Byun si ayudaba, sobre ir a prisión, pero además, sobre su estado y la situación de la organización.

Cada palabra que decían estaba siendo grabada y ellos lo sabían. No obstante, no se reservaron nada, o al menos, lo parecía.

—Ayudaré —confirmó Byun, mirando a Min con fijeza y honestidad —, pero con una condición —Min y todos los oficiales, Jeon incluido, lo miraron con atención —, no puedo ir a prisión, en el momento en el que pise ese lugar, estaré muerto y mi hijo también.

Lo sabían, no había un solo oficial que no estuviese al tanto de eso. Sin embargo, Jeon no lo llevaría con su omega ni aunque él se lo rogara. No era tan estúpido como para mostrarle el lugar donde estaban ocultando a Yoongi y a los demás omegas.

Sin embargo, aun cuando Jeon había advertido en su mirada aquella súplica de su omega, Jeon no daría el brazo a torcer.

—No —dijo sin dudarlo un segundo.

—Alfa —rogó Yoongi, poniéndose en pie, para llegar al lado de su destinado, quién de brazos cruzados y con una ceja arqueada en señal de arrogancia volvió a negarse a la petición de su omega —, lo matarán si llega a la prisión.

—Te estoy diciendo que no lo llevaré contigo y los demás —aclaró el alfa —, no que permitiré que lo maten, haré unos arreglos, no irá a prisión, pero tampoco se irá contigo y los demás.

Yoongi frunció el ceño. Su alfa no daría su brazo a torcer, lo conocía, sabía cuando su alfa era accesible y cuando no lo era, y en definitiva, no lo era en ese momento.

Prisión de Omegas (Kookgi) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora