47. No te acerques a Jung Kook.

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Era obvia la razón por la cual Yoongi había tenido su celo de forma tan desordenada y además, inestable. Y es que, aunque Min había aparentado durante casi todo un mes, su corazón y su mente estaban en constante conflicto. ¿O serían su lobo y su lado humano? Lo que fuera, no tenía cabeza para nada. Sin mencionar la cereza del pastel, se había acostado con Taehyung justo la primera noche de su celo.

Había empezado con un simple calor, un subidón de excitación típico de un celo habitual y justo en medio de la madrugada de hacía casi cinco noches atrás, sucedió, el celo de Min comenzó.

Los alfas que le custodiaban habían notado aquel intenso olor dulce entremezclado con el picor del jengibre y enseguida lo supieron. Min había entrado en calor justo en la guardia de Im Jae Bum y Kim Nam Joon.

Le habían preguntado con preocupación si debían llamar a su Coronel, no obstante, la respuesta había sido tan negativa como sorpresiva, pues Min les había pedido que llamaran a su amigo.

En la mañana, el calor se había calmado y Min supuso que eso había sido todo. Error. Cinco días después, solo deseaba con todas sus fuerzas que aquello terminara pronto...




     Apartamento nuevo de Jung Kook y Jimin.
     Hora: 5 a.m


El móvil de Jeon timbraba sin parar estridente y molesto. Jeon, al instante reconoció el nombre en la pantalla, era Nam Joon.

Jimin rezongó a su lado y entonces, Jeon con rapidez atendió la llamada para que no despertara. Muy tarde, ya estaba despierto y justo cuando lo oyó decir el nombre del militar al otro lado, frunció el ceño.

—¿Qué demonios? Son las cinco de la mañana, ¿ni dormir te dejan? —gruñó.

Jeon se puso en pie rápidamente y caminando hacia el baño escuchó a su oficial.

—Coronel, tiene que venir ahora —dijo Kim, consciente de que Jeon, no era de hablar demasiado cuando su esposo estaba a su lado —, Min no ha parado de llorar.

Un nudo se formó en la garganta de Jung Kook.

—En veinte estaré allí —dijo y sin más cortó la llamada, consciente ahora de que Jimin estaba al pie de la puerta.

—No estás hablando en serio, Jung Kook, son las cinco de la mañana —riñó Jimin, al ver que su esposo comenzaba a quitarse la camisa de dormir, para cambiarse.

No tenía tiempo para duchas y aquello al parecer enfureció aún más a Jimin, quien desapareciendo de la vista del alfa no dijo más. Jeon resopló y sin esperar más, comenzó a lavar su cara y dientes, cuando finalmente estaba listo salió en busca de su uniforme y se vistió en silencio.

Jimin no estaba en la cama, suspiró suavemente, mientras sujetaba su pantalón a su cintura, tomó su cartera y entonces, buscó sus llaves del auto con la mirada. Siempre las colocaba al lado de su billetera, siempre.

Frunció el ceño y con paso rápido salió de la habitación hacia la cocina, donde podía oler que se encontraba Jimin.

—Dame mis llaves, Jimin —le dijo en seguida, mientras éste tomaba una botella de agua del refrigerador.

—¿De qué llaves me estás hablando? no sé nada —contestó el omega, llevándose la botella a la boca con calma.

—No estoy para juegos, Jimin, por favor, necesito irme ya —dijo Jeon con seriedad.

Prisión de Omegas (Kookgi) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora