Prisión de Omegas (Kookgi) +18

44. En medio de la oscuridad, parte 2.

     Prisión de omegas.
     Pabellón dos, celda dos.  
     11:58 a.m.

Jung Kook miraba en silencio. Su mirada estaba fija en el interior de la celda dos, donde como era de esperarse, Min dormía desde hacía varias noches.

Contradictorio, pues Min no dormía por las noches.

—Infórmame la situación —ordenó el alfa con voz sumamente baja, para no despertar a Yoongi.

Kim Jongin, el alfa a cargo en el turno diurno, se acercó un poco más a su Coronel y con voz igualmente baja, comentó:

—Hace aproximadamente cinco días que duerme en la celda dos, en medio de la noche deambula por el patio —Jeon se volteó a mirarlo sorprendido.

—¿Qué? —preguntó enseguida.

—Según informes de los oficiales de la noche, Choi Minho y Kim Nam Joon, Min de nuevo está padeciendo de insomnio, se levanta en medio de la noche y se queda en el patio de la prisión hasta que dan las cinco de la mañana, que es más o menos cuando el sol comienza a salir —explicó el alfa.

De nuevo el silencio reinó entre ambos, mientras la mirada de Jung Kook parecía querer perforar a su oficial a cargo en su ausencia.

—Teniente Kim —dijo Jung Kook con voz ronca, no obstante, sus palabras fueron interrumpidas de nuevo por su teniente.

—Coronel, sé que me reprenderá por permitir que la situación continuara, pero usted no entiende —dijo Kim, mirando a Jeon con fijeza y seriedad —, Min no ha estado sintiéndose bien últimamente, es más, me atrevería a decir que no ha estado siendo él mismo últimamente.

De nuevo el silencio reinó entre ambos, mientras la confusión se mostraba en el rostro de Jung Kook. Es decir, todos estaban igual de consternados que Jeon, pues Min siempre había mostrado un temple de hierro, como si nada pudiese romperlo. O eso pensaban Jeon y todos los demás.

—Explíquese —dijo el Coronel.

De pronto la incomodidad se reflejó en la cara del teniente, quien al parecer tendría que cargar con la incómoda obligación de informar a su Coronel sobre el estado emocional que claramente él mismo había causado en su omega destinado.

—Es complicado de explicar...

—Pues inténtelo —gruñó Jeon, mirando a su teniente con más intensidad que antes.

Jongin resopló.

—Está diferente, no actúa como él mismo y eso ha preocupado a todos, incluyendo a los oficiales —el teniente resopló —. Lo suficiente como para que el director Kim solicite que un psicólogo lo visite.

La perplejidad se dibujó en el rostro de Jung Kook, quien incrédulo, murmuró:

—¿Un psicólogo? ¿Por qué?

Entonces, justo en ese momento, presenció el motivo por el cual el director Kim había considerado el tema del psicólogo y su ayuda profesional.

De pronto, justo en medio de aquella conversación, suaves jadeos en tono sollozante hicieron acto de presencia. Era la voz baja de Min, quien entre sueños no era consciente de que sus susurrantes sollozos llegaban a oídos de aquellos que estaban cerca.

Jeon se petrificó, mientras de pie de la entrada, miraba con sus propios ojos a su destinado rompiendo en llanto.

—Llamen a Kim, Min está teniendo otra pesadilla —dijo el teniente por el radio comunicador, mientras Jung Kook casi en estado de shock entraba lentamente a la celda.