78. Lágrimas de un alfa, parte 2.

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      Al norte de Jeju
      Apartamento de Yoongi y Taehyung



     Yoongi resopló resignado. Dos días habían pasado y Jeon no había aparecido ni siquiera en sus sueños.

      De nuevo resopló, Taehyung le había finalmente convencido de visitar un médico, sin embargo, aún seguía sin entender el por qué.

—Solo sucedió esa vez y ya —dijo Yoongi a la joven doctora que le examinaba.

—Entiendo —dijo la doctora, mientras apuntaba cosas en su computadora —, dolores de cabeza, mareos, náuseas...

     Min negó todo. Una vez más, la mujer guardó silencio, miró el expediente clínico de Min y con curiosidad miró al omega frente a ella. Yoongi miraba hacia el suelo, parecía cansado y cabizbajo.

—¿Ha pasado mala noche? —preguntó ella, Min asintió honesto.

—Mi prometido dice que se debe a esto —agregó Min, señalando su cuello, donde la marca de acoplamiento de Jeon era visible.

      La mujer parpadeó, sorprendida, pues para ella no era un secreto lo sucedido con Min. Su lazo con un alfa desconocido, sus hijas con ese alfa y su prometido omega, quien junto a él habían criado a las niñas.

—¿Me podrías ser más claro, Kim? —dijo ella.

—Tae dice que mi... el alfa que me marcó está en celo —comunicó Yoongi, dejando a la omega algo sorprendida al ver el color rosa apareciendo en las mejillas del omega.

     Min nunca se mostraba expresivo, sino, por el contrario, era un omega muy reservado.

—¿Y... —la mujer se aclaró la garganta un poco, mientras me acomodaba mejor en su silla —, ¿crees que sea por eso?

     Min levantó la mirada hacia ella y con seriedad y convicción, le dijo:

—Él está en celo y no habría problema, de no habernos visto un día antes de que su celo iniciara, creo que eso fue lo que desencadenó la situación.

—El suceso en el hotel —confirmó la mujer y Min asintió avergonzado con su cabeza, pues él tan siquiera recordaba nada, no obstante, al llegar a su casa y verse en un espejo, la sorpresa y la vergüenza se consumieron en él.

     Su piel estaba ruborizada, sus pupilas dilatadas y sin notarlo, jadeaba. ¿Por qué jadeaba? Min no entendía, él siquiera estaba cansado.

     Su cuerpo parecía listo, húmedo...

     Al recordar, apretó las piernas entre ellas para que sus muslos internos se tocaran y juntó los puños conteniendo lo que era demasiado obvio.

     Sin embargo, había un detalle, el cual Min aun pasaba por alto. Él no tenía olfato, no detectaba las feromonas; por el contrario, la doctora, una omega, si lo hacía. Y Min olía demasiado fuerte para haber sido un omega con tratamiento para ser un omega retrógrado.

     Ella le miró con detenimiento. Todo Min estaba alerta, como expectante, a la espera de algo.

—Vamos a hacer lo siguiente, joven Kim —le dijo a Min —, voy a recetarte unos supresores y unos relajantes musculares.

     Yoongi parpadeó sorprendido.

—Supresores —susurró Min —, ¿para qué? Yo no... los médicos dijeron que no era necesario, porque soy un omega con muy pocas feromonas.

Prisión de Omegas (Kookgi) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora