21. Chico dulce

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     Prisión de omegas.
     Celda uno, pabellón dos.
     Hora: 5:50 a.m


Jung Kook sonrió, mientras veía al omega en la cama durmiendo como un bebé. Se inclinó hacia él, consciente de que tenía que hacerlo rápido, pues pronto vendrían los otros alfas a tomar su turno. Entonces, besó su mejilla una y otra vez.

Yoongi sintió los besos en su cabello y mejillas unas cuantas veces, antes de oírlo decir:

—Despierta, ya casi me voy.

Abrió sus ojos, miró al alfa unos segundos y con voz suave, susurró:

—¿Ya son las seis? —el alfa negó.

—Faltan unos minutos, quería despedirme de ti, antes de que lleguen los otros alfas —dijo Jeon.

Yoongi se puso en pie, caminó apresurado hacia donde colocaba sus cosas de aseo y a toda velocidad, le dijo:

—Quiero ir al baño.

Llevaba sus pertenencias de cuidado y aseo personal en una pequeña cartera color azul. El alfa sonrió y sin negarse, le señaló el camino a la puerta. Yoongi sonrió feliz y con aquella misma sonrisa salió de su celda, seguido por el alfa en la puerta y por el mismo Jeon.

No había nadie levantado aún, los portones de las celdas se abrían a las seis y faltaban diez minutos para eso. Ambos alfas se dieron unas miradas fugaces y cómplices. Haciendo un trato tácito de que solo uno de ellos entraría al baño y era claro quién sería.

Cómo se había acordado, solo Jeon ingresó a los baños con Min, quien lavó sus dientes, su cara y entonces, ya listo, se lanzó a los brazos de su alfa, quien al verlo lanzarse así a él, le había provocado gracia y hasta ternura.

Se besaron de nuevo, Jeon apretó su cintura con sus brazos y lo pegó a él todo lo posible, mientras Yoongi, se aferraba a su cuello y se paraba de puntillas para poder llegar a su boca.

Jeon gruñó, al sentir los dientes mordisquear sus labios.

—No me dejes marca —le gruñó el alfa y entonces, el omega lo soltó haciendo un puchero con sus labios, mostrando su molestia con un ceño fruncido.

Jeon rió y besando su boca, le susurró contra la de su omega:

—Mimado, creo que te estoy malcriando.

Los labios del omega hicieron un puchero más marcado, mientras sus ojos lo miraron con seriedad.

—Pórtate bien, o si no, no te daré lo que te compré —dijo el alfa y entonces, los ojos de Min brillaron.

—¿Me compraste algo? ¿qué? —preguntó Min.

—¿No pediste unos esmaltes de uñas? —cuestionó el alfa y entonces Yoongi pareció recordar.

—Sí —afirmó.

—También te compré algo más —susurró el alfa, apretando la cintura del omega para levantarlo del suelo un poco.

Yoongi lo miró curioso y entonces, el alfa agregó:

—La chica de la tienda dijo que es para omegas lindos con pieles blancas.

La sonrisa de Min se amplió y mirando a su alfa, aun abrazándolo, besó su boca fugazmente.

—Gracias —dijo.

—No te lo he dado aún —respondió el alfa.

—Pero es para mí —replicó el omega, sonriendo feliz, mientras volvió a dar un saltito para así besar a su alfa, quien con una ligera sonrisa lo miraba fijamente —. ¿Qué? —preguntó al notar que el alfa lo miraba de aquella manera.

Prisión de Omegas (Kookgi) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora