48. No te acerques a Jung Kook, parte 2.

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Una semana después...


Min había finalizado su celo por fin. Le había tomado dos semanas, dos largas, agotadoras y angustiantes semanas, en las cuales Jeon se había hecho cargo de él, sin embargo, no del todo.

Es decir, Jeon había estado con él, le había acariciado, besado un poco e incluso le había ayudado cuando su excitación había llegado al máximo. No obstante, aún cuando el lobo de su destinado le había pedido que lo tomara, el alfa no lo hizo.

Sabía que debía decir que no, pues el omega en sus lapsos de conciencia se lo había advertido.

—No se te ocurra pasar de esto —le había dicho Yoongi un día, mientras el alfa, con su rostro entre sus piernas tomaba su erección con su boca, a su vez que dos de sus dedos lo penetraban.

Gimió, se estremeció e incluso se vino, no obstante, Jeon no pasó de penetrarle con sus dedos o de saborearlo con su lengua.

Pero eso era historia pasada y la condición de Min finalmente era buena. Por fin había regresado a los pabellones. No obstante, ahora, cada vez que él y el alfa se miraban, era diferente.

Había una chispa de deseo mutuo que brotaba cada vez que se miraban a lo lejos, siempre a lo lejos. Yoongi sonreía coqueto, mientras Jeon sentía que el aire se atoraba en su garganta.




      Mansión Jeon, Gangnam Gu.
      Hora: 9 a.m.


Sería un desayuno incómodo y Jung Kook lo sabía. Era la primera vez que la familia completa se reunía desde su confesión con respecto a Yoongi. No obstante, esta vez Jimin estaba junto a él.

—Entonces... —dijo la madre de Jung Kook, quien comiendo en silencio solo levantó la mirada para verla —, ¿aún no saben el sexo?

Jimin, quien al parecer era el único sin notar el pesado ambiente, sonrió feliz y mirándola, dijo:

—No, madre, pero en unos días iremos a hacer el ultrasonido, ¿verdad, Amor? —su mano se extendió hacia su lado derecho y aun contento sujetó la de Jung Kook, quien mirándolo, solo asintió con su cabeza y continuó comiendo.

—¿Y cómo está tu condición, Jimin? —preguntó Jihyo, quien curiosa, le miraba.

—Me siento mejor, pero el doctor dijo que aún tengo que subir un poco de peso —explicó Jimin.

Una vez más, Jung Kook no dijo nada y silencioso continuó comiendo.

—Nos hemos enterado que se han mudado —entonces, esta vez fue el abuelo Jeon quien habló, llamando así las alarmas en Jung Kook.

—Sí —afirmó Jimin sonriendo.

—¿Y eso por qué? —cuestionó el mismo alfa que segundos antes había preguntado —, ¿hay algo malo en el apartamento anterior?

De pronto, el rostro feliz de Jimin se ensombreció y su mirada se apartó de todos en la mesa.

—Bueno... —susurró Jimin sin saber qué más decir.

—Jimin solo quería un nuevo lugar y lo complací, punto —de pronto, la voz ronca de Jung Kook resonó en la sala comedor, donde todos desayunaban.

El silencio se volvió aún más evidente...

—Si me disculpan —de repente, Jimin se puso en pie —, tengo que ir al baño, ya saben, el embarazo me ha hecho más sensible de la vejiga —sonrió inquieto, ahora sintiendo la extraña tensión que la familia portaba en sus hombros, su marido incluido.

Prisión de Omegas (Kookgi) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora