40. Sus pensamientos más íntimos.

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     Mansión Park.
     Dos horas después.


Jeon y los señores Park se encontraban a solas discutiendo, mientras Jimin se encontraba en el baño.

Jeon había sido claro con los padres de Jimin; el divorcio se anularía y se llevaría con él a Jimin nuevamente, para su cuidado y también para el bienestar de su hijo.

Les había recriminado por su silencio y por el estado de Jimin en ese momento. Los padres de Jimin, conscientes, admitieron su culpa.

—Debimos decirte sobre el embarazo en cuanto lo supimos, es nuestra culpa, lo sé —dijo el padre.

—Quisimos hacerlo, yo fui a tu casa a hablar contigo, cariño, ¿recuerdas? pero estabas muy próximo a iniciar tu celo —agregó la mujer —, además, lo de tu nuevo omega...

—Debió decírmelo, sin importar mi situación, aquí lo más importante es Jimin y el bebé —espetó Jeon —, ahora vea en la condición en la que se encuentra, su salud y la del niño están terribles, el médico que lo vio dice que está con muy por debajo del peso.

—Eso lo entendemos, intentamos de todo para que pudiera comer, incluso contratamos un nutricionista, pero su estado emocional es la causa del malestar físico, los médicos que vimos dijeron que hasta que su estado anímico no mejore, su depresión continuaría.

—Bueno, yo me encargaré de eso también —espetó Jeon, entonces, justo después de esas palabras, vio a Jimin aparecer de nuevo por las escaleras con ahora una sonrisa radiante en sus labios.

—¿Jung Kook, te quedarás a almorzar? —preguntó Jimin.

—Sí, por supuesto —dijo Jung Kook, dando así por terminada la conversación con los padres de Jimin.

Más horas pasaron, el almuerzo concluyó y pronto serían las tres de la tarde. Jimin rebosaba de felicidad. Por supuesto, Jung Kook estaba a su lado, cuidándolo, pendiente de él, como si en realidad el omega lo fuera todo para él.

La mano de Jimin no soltó su brazo ni siquiera por un instante, habían dado un paseo por el jardín después de almorzar y luego de eso, habían estado sentados en el sofá de la terraza por horas.

Hablaban, del bebé que pronto tendrían, de la nueva casa que comprarían para vivir...

—Mientras tanto podemos quedarnos en un hotel —había dicho Jung Kook.

—Podemos quedarnos aquí mejor —dijo Jimin, seguro de que era lo mejor.

—No quiero molestar a tus padres —dijo Jung Kook.

—Esta casa es enorme, Alfa —entonces, la cara de Jung Kook se contrajo ante aquella palabra.

Había sido un rechazo instintivo por parte de su lobo, que a la vez sentía aquel cosquilleo de felicidad por el hecho de saber que pronto sería padre. Era algo contradictorio. Es decir, el lobo no estaba feliz con que Jimin lo llamara Alfa, pero el bebé que llevaba en su vientre apaciguaba las cosas.

Era verdad, sí, el lobo de Jung Kook amaba por sobre todas las cosas a Yoongi, pero tampoco podía rechazar sus impulsos instintivos de protección, especialmente cuando eran para su propia sangre.

—Papá casi nunca está, llega en la noche cuando no está de viaje y mamá te adora —dijo Jimin, sin notar el cambio repentino del alfa a su lado.

—De acuerdo, traeré unas cuantas cosas, entonces —dijo Jung Kook.

De pronto, la mirada de Jimin cambió.

Prisión de Omegas (Kookgi) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora