27. Cuenta regresiva

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      Viernes, seis días antes del celo de Jeon.
      Segundo Cuartel General Militar.
      Hora: 2 p.m


—Coronel Jeon —gruñó su General mirándolo con el ceño fruncido.

—Sé lo que va a decir, Señor —respondió Jung Kook, de pie frente a su superior con una expresión de solemnidad.

—Me pediste tu permiso para contraer matrimonio —espetó el alfa General —, y ahora me estás diciendo que te estás divorciando, no ha pasado ni un año, Coronel Jeon.

—Lo sé, Señor, pero es algo que no pudo evitarse —aclaró Jeon, mirando a su superior con fijeza y seriedad —. Como le dije con anterioridad, encontré a mi omega destinado en la Prisión de Omegas.

El suspiro del General, tan escéptico como el de cualquier alfa cuando se hablaba de pareja destinadas, sonó en la habitación donde ambos oficiales militares se encontraban conversando.

Y es que era bien sabido, los alfas nunca creían en eso; por lo general el tema sobre destinamos era más bien "cosas de omegas" o así lo hacían llamar los alfas.

—Sé que duda, Señor, yo mismo dudé al principio —explicó Jung Kook, tan serio como podía estar al hablar de un tema como aquel frente a su superior.

—Coronel Jeon, ¿tiene una idea de lo que pasará con su carrera militar si esto aparece en su expediente? su nuevo omega es un criminal, un preso, no importa lo que diga —agregó el General, mientras buscaba entre sus papeles lo que se suponía debía entregarle a Jeon, no obstante, mucho antes de que éste dijera algo más, Jung Kook dijo:

—Soy consciente de eso, Señor General, pero quiero que entienda algo importante, mi omega está de nuestro lado —su mano buscó en el interior de los bolsillos de sus pantalones militares, entonces, agregó —, y la prueba de ello es esto.

Ambos alfas, sin decir palabra alguna simplemente observaron el teléfono móvil que ahora reposaba sobre el escritorio del General, quien frunciendo su ceño, preguntó:

—¿Eso qué es?

—En la memoria de ese teléfono celular hay al menos treinta nombres y números telefónicos de algunos miembros importantes de la organización a la que pertenece el alfa prófugo Choi Siwon —señaló el móvil con uno de sus dedos —. Mi omega me entregó el móvil.

El General, aun dudoso, cuestionó:

—¿Y por qué un miembro de una organización como esa traicionaría a su propia gente?

Jeon contuvo sus ganas de reír, pues la respuesta era obvia y fácil de entender. Solo había que verlo a él. Entonces, el General lo comprendió finalmente.

—Él haría lo que sea por mí —finalizó Jeon diciendo, convenciendo así a su superior, quien justo en ese momento tomaba el móvil en sus manos para revisarlo.

Estaba sorprendido, había más de cincuenta números telefónicos agendados en el móvil, con nombre y apellido, pero además, había información adicional, direcciones de algunos miembros y funciones dentro de la organización.

—Es el aliado más fuerte que tenemos en este momento, mi omega es una carta indispensable, si de verdad queremos acabar con el crimen organizado de este país —dijo Jeon, ahora sonriendo orgulloso sin importarle que su superior lo viera por sí mismo.

Y es que Jeon e incluso su superior lo sabían, la organización de Min era enorme. Prácticamente indestructible, aun cuando sabían de todas sus fechorías. Eran la madre de la mafia en Corea, pero no solo eso; ellos dirigían muchos detalles, políticos, sociales y económicos, entre otros.

Prisión de Omegas (Kookgi) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora