De Jeon se podría decir mil cosas. Que era un arrogante, demasiado frío, un alfa demasiado serio y duro con sus soldados en entrenamiento, un alfa que priorizaba su profesión antes que cualquier cosa, inclusive antes que su matrimonio...
Mil cosas...
Y por ello, la sorpresa y al mismo tiempo el entendimiento acogió a todo el mundo cuando se supo sobre su partida.
Su familia en especial parecía casi sin palabras al recibir una llamada del alfa diciéndoles que se había ido. ¿A dónde? Ni Jeon estaba seguro de eso, se movía como el viento, de un lado a otro, buscando información del paradero de Min.
Así, terminó en el pueblo más recóndito del este de Corea. Las pistas lo habían llevado allí, pues según había escuchado por medio de rumores, al parecer un helicóptero militar había aterrizado en el pueblo hacía aproximadamente tres meses, los meses exactos de la partida de Min.
No obstante, no encontró nada, ni rastro de Min, ni de ningún omega que lo acompañaba.
Sabía que no estaba en Seúl, eso seguro. Ya lo había recorrido de izquierda a derecha. Con ese pensamiento se movió, esta vez hacia la costa Sur, donde había escuchado que un par de omegas jóvenes y hermosos habían aparecido de la nada. Pero al llegar y verlos, la decepción lo inundó, no era su omega, ni tampoco ningún omega que él conociera.
La desesperación y el desánimo se hacía con él cada vez que llegaba a un nuevo lugar para descubrir que no era Yoongi y compañía, pero también, cada vez que obtenía una nueva pista las fuerzas volvían como un volcán a punto de erupción.
Cualquiera se habría rendido al tercer mes de búsqueda, no obstante, Jeon era persistente. Entonces, su persistencia comenzó a dar frutos. Ningún rumor le había traído tanto aliento como el de aquella tarde.
Había llegado a la costa oeste de Corea del Sur, aquella que limitaba con la isla Jeju. Hacía calor, uno que sobrepasaba los 38 grados que ni la brisa más fresca funcionaba, no obstante, Jeon no percibía nada más que la euforia y la emoción.
Una mujer que podía pasar perfectamente los ochenta años le había confirmado con absoluta seguridad que Min Yoongi vivía allí.
—¡Oh, sí! —dijo la mujer anciana, mientras miraba la fotografía que Jung Kook le había mostrado de Yoongi —, ese chico vive en los condominios de allá —agregó señalando un edificio que parecía ser de departamentos.
Jeon volteó a mirar con emoción, mientras sujetaba con sus manos la fotografía que le había mostrado a la anciana. Rápidamente se viró hacia ella nuevamente y con una sonrisa despampanante, le agradeció, para luego correr hacia el edificio.
Su corazón latía desbocado con cada paso que daba hacia el lugar. Un edificio de dos plantas, el cual tenía al parecer un local en la planta baja. No lo había notado hasta que se había acercado. El lugar era un modesto salón de belleza.
Lo observó con más fijeza, pero el local estaba cerrado. Jeon suspiró ansioso. Miró hacia arriba y sin pensarlo dos veces caminó hacia las escaleras laterales que conducían a la segunda planta del edificio.
Un pasillo fue lo que encontró al subir, junto con dos puertas numeradas que al parecer eran de departamentos diferentes.
Tomó una vez más una bocanada de aire y caminando hacia la primera puerta, tocó el timbre. Escuchó pasos al otro lado, una voz suave pero masculina diciendo que aguardara un momento y entonces abrieron la puerta.
Jeon parpadeó sorprendido, pues frente a él había un omega pequeño, delgado y de ojos gatunos sumamente parecidos a los de su omega. No, corrección, el omega era terriblemente parecido a Yoongi, al menos físicamente.
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Prisión de Omegas (Kookgi) +18
FanfictionEl infierno para algunos, el paraíso para otros. La prisión de omegas era lo que podría denominarse el reino de Min Yoongi, un omega preso como todos los demás, pero al mismo tiempo, completamente diferente a ellos. Min poseía un gen dominante y po...