Tres años después
Prisión de omegas.
Primavera
6 am
Era extraño, Jeon se había convertido en un desconocido para muchos. Un hombre sin corazón, así lo llamaban, entre otras cosas.
Demente, insensible, alguien cruel...
La gente lo evitaba en los pasillos de los edificios militares a los cuales asistía para sus reportes, pero los prisioneros de la prisión de omegas, le evitaban como si fuera el diablo.
Había pasado mucho tiempo, tres años cambiaban a una persona de pies a cabeza, y Jeon era la prueba viviente de ello.
Hacía casi un año que había desistido de buscar a Min, o al menos eso parecía. Había retomado sus deberes como oficial. La prisión se había convertido en un infierno desde la partida de Min y nadie sabía cómo controlar a los presos que estaban fuera de sí.
Habían ocasionado un baño de sangre que ni los oficiales habían podido anticipar. Las disputas por ver quién se quedaba con el liderazgo había causado más muerte de lo esperado.
Entonces, no les había quedado más que recurrir a Jeon, quien para peores de males no estaba en la mejor de sus condiciones. No obstante, su sola presencia en la prisión lo había cambiado todo.
Los presos lo conocían, lo recordaban, pero además, sabían que él indiscutiblemente era el alfa de la prisión, Min lo había reconocido como tal y aunque ya no estaba, sus huellas seguían persistentes.
Sin embargo, había un detalle adicional, la mención de Min en presencia de Jeon estaba prohibida y aquel que tuviera la valentía o la estupidez de mencionarlo, vería al lobo de Jeon emerger como un animal salvaje.
Era entendible, su lobo estaba herido, pues indiscutiblemente había asumido que Min había acabado con lo que los unía. La herida de ello, había causado un amor/odio inevitable, el cual había incrementado conforme el tiempo pasaba.
El ser abandonado había causado más daño de lo que cualquiera podría imaginarse. Un alfa herido no era algo bonito de ver, pues era sinónimo de furia, rabia, ira, orgullo herido...
Era dolor transformado y era su única forma de lidiar con ello.
No obstante Jeon podía decir y sentir que odiaba a Min. Sin embargo, en medio de la noche, cuando estaba en completa soledad y mirando hacia la nada el recuerdo de Min aparecía como algo dulce, cálido, amado.
"¿Estará bien? ¿Comerá bien? ¿Dormirá bien? ¿Me extrañará?" Jeon se hacía mil cuestionantes, pero ninguna con respuesta.
—Por favor, cuídate mucho, Amor, no me he rendido —susurraba para sí mismo con sus ojos cerrados.
Se había vuelto costumbre el hablar solo, el enviarle mensajes al aire deseando que su lobo lo escuchara.
Pero, de nuevo estaba ese algo que lo hacía sentir un dolor inconmensurable en su pecho. La conexión era nula. Su lobo lo sabía y por medio de él, Jeon también.
Era como si Min no existiera. Aquello lo destrozaba por dentro cada vez que intentaba sentirlo.
Con el paso de los días había dejado de intentarlo, pues hacerlo solo le traía más dolor, uno que no se quitaba en días.
Incluso había sido presa de aquel dolor en el trabajo, en presencia de muchos presos, quienes sorprendidos lo habían visto inclinarse hacia el frente con su mano en el pecho y con el rostro pálido como el de un muerto, mientras respiraba agitado y a duras penas.
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Prisión de Omegas (Kookgi) +18
Hayran KurguEl infierno para algunos, el paraíso para otros. La prisión de omegas era lo que podría denominarse el reino de Min Yoongi, un omega preso como todos los demás, pero al mismo tiempo, completamente diferente a ellos. Min poseía un gen dominante y po...