46. Amor y odio.

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Un mes desde la separación de Min y Jeon.


     Gangnam Gu.
     Zona residencial.
     10 a.m


Era un departamento en el octavo piso de uno de los mejores edificios de Gangnam. Jimin parecía fascinado con el departamento, mientras que Jung Kook, firmaba los documentos de propiedad finalmente.

—Jung Kook, es perfecto —dijo Jimin, sonriendo, mientras corría hacia los brazos de su esposo, quien a pedido de Jimin había comprado aquel amplio y moderno apartamento.

—No corras, ¿qué haremos si te caes? —Jimin sonrió y apegándose más al cuerpo de su esposo, susurró:

—No me pasará nada.

Un suspiro largo y rendido salió de los labios de Jung Kook, quien mirando en silencio a Jimin acarició su cabello azabache con delicadeza. Una sonrisa ahora más grande se desplazó por los labios del omega, quien simplemente se paró de puntillas y con sus manos, atrajo el rostro de Jung Kook al suyo.

Pero entonces, justo cuando estaba por juntar su boca con la del alfa, un móvil comenzó a sonar estridente. Era el celular de Jung Kook, quien conteniendo el aliento y apartándose de Jimin enseguida, buscó el móvil entre las bolsas de su pantalón azul.

—¿Qué pasa? —contestó Jeon, sin siquiera mirar la pantalla. No necesitaba saber quién era, él sonido ya le había dado la información.

—Coronel —era el oficial Im, llamando desde la prisión.

El bullicio al otro lado de la línea alertó a Jeon de inmediato, quien ahora caminando aún más lejos de Jimin, preguntó:

—¿Qué está pasando?

—Es Min, Coronel —fue lo único que salió de los labios de Im —, creo... —Im tragó saliva —, creo que debería venir.

La tensión de Jung Kook era incluso palpable, miró hacia la puerta de la entrada con unas horrorosas ganas de salir corriendo de allí cuanto antes. No obstante, no podía, Jimin estaba con él. Primero debía dejar a Jimin en la mansión Park y luego ir a prisión.

Miró a Jimin, quien ceñudo y con sus brazos cruzados, claramente lucía frustrado.

—Ni siquiera en tu día libre te dejan en paz —renegó Jimin, caminando hacia él con enojo.

—Estaré allí en media hora —prometió el alfa antes de finalizar la llamada.

—¿Vas a ir? —Jimin lucía exaltado —, ¿qué hay de nuestra tarde juntos? íbamos a ir a comprar algunas cosas para la habitación del bebé.

—Jimin, por favor, ya lo hemos hablado, es mi trabajo y mi deber —dijo Jung Kook, tomando las cosas de Jimin de la encimera de la cocina, para así encaminarlo hacia la salida junto a él.

La impaciencia le podía, no obstante, Jimin parecía querer retrasar su paso a propósito.

—Claro, ¿por qué no eres más honesto y dices que se trata de ese omega? —gruñó Jimin.

La mandíbula de Jeon se tensó y apretando sus dientes para no decir nada, simplemente caminó fuera del apartamento.

—Vas a dejarme solo para ir con él ¿por qué no me extraña? Es lo que has hecho desde que volvimos.

Jeon se mantuvo en silencio, mientras Jimin reprochaba y reprochaba.

—Él parece más importante que tu hijo y yo —las puertas del elevador se abrieron.

Prisión de Omegas (Kookgi) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora