31. Un lazo irreversible

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      Apartamento de Jeon.
      Hora: 9:25 p.m


Más de dos horas habían pasado y ninguno de los dos había dejado la cama.

El baño del que el alfa había hablado horas antes, había quedado en eso, solo palabras. Pues en cuanto hubo una segunda eyaculación, vino la tercera, luego la cuarta y le siguió la quinta...

El nudo no se había deshecho por completo desde que se había formado y como se había imaginado Yoongi, había dolido como el mismo infierno cuando su alfa intentó empujarlo dentro.

Había llorado, gritado y suplicado, incluso había intentado escapar del agarre de su alfa. No obstante, Jeon no se rindió y cuando finalmente el nudo estuvo dentro, Yoongi estaba deshecho en lágrimas, temblores y completamente adolorido.

—Mi dulce omega hermoso —el alfa lo besó suavemente, intentando aplacar el llanto de su omega, quien encerrado debajo de su cuerpo, jadeaba, lloraba y gemía por el duro, grande y anudado miembro que por fin estaba dentro de él.

Pero, la peor parte ya había pasado, finalmente ya estaba dentro. Yoongi se lo había dicho mil y un millón de veces, mientras su alfa comenzaba a moverse en su ahora lastimado agujero.

Había dolido, no obstante, el dolor fue pasajero y pronto se encontró a sí mismo empujándose para el encuentro con el pene de su alfa, quien lo abrazaba, lo besaba y acariciaba entre penetración y penetración.

El intenso aroma de las feromonas de Jeon tenían a Min completamente perdido en una bruma roja de deseo, pasión y desesperación, la cual no se disipaba ni siquiera empujándose contra el duro pene anudado de su alfa.

Ahora comenzaba a comprender lo que significaba estar bajo la influencia de las feromonas de su alfa. No sentía dolor, ni cansancio, nada. Lo único que sentía era deseo, excitación, calor y mucho, mucho deseo de contacto físico con su alfa, quien casualmente estaba igual o peor que él en ese momento.

Jeon había perdido la cuenta de las veces que había eyaculado, se había olvidado del condón, se había olvidado de que su omega podría estar exhausto, adolorido o incluso hambriento. Jeon solo sentía necesidad por llenar y fecundar a su omega debajo de él y eso era lo que estaba haciendo.

Después pensaría con cabeza fría. Cuando pudiera hacerlo, pues en ese momento, todo era color rojo.

Rojo como la sangre, rojo como las mejillas de su omega, rojo como el color de la lengua de Yoongi, rojo como su cuello ahora expuesto a causa de sus chupetones.

Jeon quería marcarlo. Su cuello se veía como la cosa más deliciosa y más besable del mundo. Sus colmillos extendidos picaban, mientras él nudo dentro de Yoongi se endurecía más.

Entonces sucedió, sus ojos se encontraron y sin decir una sola palabra, Yoongi expuso su cuello aún más, sin apartar sus ojos color plata de los ojos dorados de Jung Kook.

"Muérdeme" gritaban los ojos de Yoongi "márcame, Alfa"

No hubieron palabras, no obstante, Jeon lo escuchó fuerte y claro. Era una demanda de su omega, una exigencia y Jeon se moría por complacerlo. Entonces, sus ojos se volvieron lava ardiente, su boca se abrió y ante la atenta mirada de Yoongi, el alfa llevó sus colmillos al cuello de su omega.

El gemido de placer, satisfacción y felicidad, que acompañó a Yoongi fue imposible de ignorar por parte de Jung Kook, quien hundiendo sus colmillos un poco más profundo, sintió su cuerpo arder y agitarse..

La eyaculación se hizo presente a sólo segundos de notar a su omega completamente lacio debajo suyo.

Un hilo de sangre se deslizó por el cuello del omega cuando los colmillos se desencajaron de su piel ahora enrojecida. Entonces, la preocupación apareció en la cara del alfa.

Prisión de Omegas (Kookgi) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora