17.Instinto de lobo

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      Prisión de omegas, enfermería.
      Hora: 8:55 a.m


Yoongi abrió sus ojos. Sentía como si un camión hubiese pasado por encima de él.

—No fue un camión, fue el Coronel —le advirtió la enfermera —, tienes moretones en todos lados.

Yoongi vio sus brazos y sorprendido vio un par de morados en ellos.

—Deberías ver tu cuello, tus piernas y tu espalda —agregó Nayeon.

—¿Dónde está el Coronel? —preguntó Yoongi, mirando a su alrededor en busca de él.

—Se marchó —respondió Minho, de pie al lado de la puerta junto a Chanyeol —, y no creo que venga en un tiempo —Yoongi lo miró paralizado.

¿Qué había dicho? Yoongi permaneció en silencio.

—El director le dijo que se tomara una semana, perdió el control contigo, pudo herirte, de no ser por la teniente Ahn, quien sabe lo que habría pasado —comunicó Nayeon, acomodando sus sábanas con esmero.

Yoongi miró a los dos alfas y con su voz ronca, más de lo normal, dijo:

—¿Puedo irme a mi celda? No es como que me sienta mal o algo así —los alfas solo lo miraron —, un poco de descanso me vendría bien.

—Deberías descansar un poco y después haz lo que quieras —le dijo Park.

Yoongi no pudo quejarse, a decir verdad, le dolía todo el cuerpo. Sin duda, había subestimado la fuerza de su alfa destinado.






      Estacionamiento, apartamento de Jeon.
      Hora: 8: 55 a.m


Hwasa detuvo el auto justo frente al elevador del estacionamiento subterráneo.

—Jung Kook —lo llamó.

El alfa sentado a su lado tenía la peor de las expresiones, como si le hubiesen diagnosticado una enfermedad terminal. Abrió los ojos y con cansancio en ellos, miró a su amiga.

—Llegamos a tu casa, descansa un poco y tómate la semana que el director te aconsejó —Jeon asintió con su cabeza y extendiendo su mano abrió la puerta. Sus manos temblaban, efecto secundario de su casi post coito con Min. Jamás le había pasado, aún se sentía agitado, tembloroso y ansioso, y todo porque no había terminado.

Jeon se sentía como el peor alfa del mundo. El rostro de su esposo aparecía en su cabeza de tanto en tanto, pero también lo hacían las expresiones y gemidos de Yoongi de hacía unas horas. Lo recordaba todo, incluso era consciente de lo que había hecho, sin embargo, en ese momento, no había podido detenerse.

—No te culpes, fue tu instinto reaccionando, es tu omega después de todo —comentó la alfa con calma, intentando aminorar el pesar en el corazón de su amigo, quien solo agradeció y se bajó del auto con la culpa cargando en sus hombros.

El auto se marchó y el alfa se fue a su apartamento. Entró y en seguida cayó rendido sobre el sofá de la sala. Entonces, justo cuando cerró sus ojos, escuchó la voz de Jimin.

—¿Jung Kook?

Al instante sus ojos se abrieron como dos dementes y de un solo impulso se puso en pie, encontrándose con su esposo al pie del pasillo que conducía a las habitaciones.

Prisión de Omegas (Kookgi) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora