32. Ardiendo en deseo

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      Tres días desde el inicio del celo de Jeon.
      Apartamento de Jung Kook.
      Hora: 2 a.m


El agua del baño se sentía caliente, agradable y relajante. Justo lo que Yoongi necesitaba para sus músculos cansados.

Suspiró, no solo por el gran alivio que su cuerpo sentía sumergido en la agua de burbujas, si no, también por aquel macizo, duro y hermoso cuerpo, que justo en ese momento estaba contemplando a unos pocos metros de él.

Era Jeon, su alfa, desnudo y glorioso en toda su absoluta desnudez. Su trasero apretado y duro tenía fascinado a Yoongi, quien desde la tina fantaseaba con volver a apretar ese trasero como lo había hecho hacía solo unos segundos.

Desde que habían llegado al apartamento hacía tres días, se la habían pasado haciendo el amor, durmiendo, alimentándose y de nuevo haciendo el amor.

En definitiva el celo de su alfa sería la nueva cosa favorita de Yoongi, quien recientemente había descubierto una nueva faceta de él mismo que ni él conocía.

Y es que no podían culparlo después de pasar horas interminables entre los brazos bruscos, fuertes y duros de su alfa, quien controlado de vez en cuando por su lobo era salvaje y pasional como jamás había sido.

Tenía que admitirlo, quizá no era la cosa más sana del mundo, pues adoptar gustos sádicos a la hora de hacerlo con su alfa, no era lo más recomendable, sin embargo, Yoongi se sentía en el cielo.

Cuando su alfa era rudo, Min temblaba de placer, cuando Jeon se empujaba con fuerza y sus lágrimas se hacían presentes, el omega suplicaba por más.

El lado humano de Jeon estaba comenzando a temer por el monstruo que estaba creando, no obstante, su lado animal, su lado salvaje rugía y aullaba de felicidad cada vez que oía a Yoongi rogando por más. Era como un detonante para el alfa, quien casualmente, siempre estaba dispuesto a darle más.

—Alfa, tengo hambre.

De pronto y sin que Jung Kook se enterara, su omega se había puesto en pie y se había colocado detrás suyo.

Sus manos se deslizaron por el cuerpo del alfa de manera pecaminosa, mientras Jeon, desde el espejo veía el camino que recorrían aquellas pálidas manos pertenecientes a su omega.

Entonces, una de las manos terminó apretando su pene semiduro.

—¿Hambre? ¿No es más bien sed? Porque tengo la impresión de que lo que quieres es leche —comentó el alfa, causando una carcajada risueña en el omega que aun desde atrás, lamía y besaba su espalda y hombros.

—Hambre, completamente seguro —finalmente dijo Yoongi, quien aun apretando el miembro de su alfa, susurró entonces —, aunque puedo beber leche mientras como.

Una sonrisa torcida se dibujó en los labios del alfa, quien finalmente volteándose, enfrentó cara a cara a su bonito omega de ojos color plata, los cuales desde la marca de apareamiento, habían adquirido un destello ligeramente dorado, producto de la unión.

—Lo que sea que quieras te lo daré —juró el alfa, al ver aquellos ojos ahora tan suyos como nunca antes.

Y es que desde que el acoplamiento se había formado, el alfa sentía que Min era más suyo que nunca. Estaba posesivo, lo sabía. Un acoplamiento de esa magnitud siempre causaba posesividad y esta vez no era una excepción.

Yoongi sonrió y lanzándose a los brazos de su alfa lo besó.

—Quiero comer arroz y carne de cerdo —dijo Min, haciendo un puchero, el cual solo lo hacía verse más adorable a los ojos de su alfa, quien sonriendo, caminó con él entre sus brazos, atravesó la puerta de la habitación, buscó una toalla limpia y seca, y con dulzura se dispuso a secar el cabello y el cuerpo de su omega.

Prisión de Omegas (Kookgi) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora