El Error de Dylan Ferrer | Tomo 1&2 ©

FIN 1ª PARTE

—Tú no eres nada para mí, Dylan Ferrer.

     Eso... fue lo que dijo en ese momento, con la voz más fría de lo que había esperado. Los ojos del hombre, claros, hermosos y enojados, de centraron en ella, sólo la miraron a ella, y casi pudo jurar que la congelaron en su lugar.

     Abrió la boca, ella abrió la boca para decir algo, pero Haz golpeó una vez la puerta, para seguidamente abrirla.

     En un parpadeo Alice estaba detrás de Dylan.

     Dylan la cubría.

     —Lo detuvieron —dijo su amigo sin aliento cuando se adentró. Pronto, su mirada se deslizó desde el hombre que la seguía manteniendo oculta, hasta el balcón y viceversa. Negó con la cabeza, la diversión en su expresión—. No sé ni por qué me sigo sorprendiendo.

      Alice no dijo nada.

     Nadie dijo nada en los siguientes segundos, segundos llenos de tensión.

     Harry los miraba ahora, con más detenimiento, por supuesto. Parecía que se había percatado de que algo... simplemente no estaba bien entre los dos.

     —¿Sucede-

     —Informe —dijo Dylan, interrumpiendo.

     Haz entonces cuadró los hombros, y dejó que en su cara, la pura seriedad se deslizara.

     —Hace aproximadamente una hora, se ha dado por capturado a alias R. J.

     Alice parpadeó, sin comprender.

     Harry continuó:

      —Se han encontrado documentos, pruebas de que es realmente él. Los rastreos por parte de los hackers del gobierno llegan a él —Se aclaró la garganta—. Pudieron localizarlo por una transferencia en demasía superior. Ha pasado por tres interrogatorios ya, y él dice que ha habido... una equivocación.

       Alice tembló un poco y se sujetó de Dylan, quien la acercó más, quien sólo escuchaba, quien sólo analizaba la situación.

     —También... ha declarado que lo que se le ha estado haciendo no es nada más que un complot, proveniente del verdadero R. J y sus, con sus propias palabras, ladrones de pacotilla. Dijo que ayudaría al gobierno a encontrarlo, y ha dado un nombre —soltó un suspiro y dejó que una de sus manos realizara una caricia en su cabeza, donde no había cabello.

     »En este momento, están haciendo una investigación de todos los hombres con ese... nombre. Pero aun así, se ha especulado que, el alias R. J que han encontrado, no será salvado de la cadena perpetua que le espera, porque —Apretó los labios—... se niega a colaborar de manera correcta; que según los de arriba, es el dar más nombres, dar códigos que permitan la recuperación de dinero, en su mayoría —Porque no se trataba sólo de dinero—. Varios países están peleando por él; quieren castigarlo.

      Tomó una respiración y comenzó a caminar unos cuantos pasos. Para después girarse, y volver a caminar.

     —Según videos compartidos en Internet, R. J parece estar un poco —Apretó los labios y envió una mirada a la mano de Alice, la mano que apretaba la chaqueta negra que Dylan poseía—... loco. Dicen que está un poco loco. Y amenaza con matar al verdadero R. J.

      —¿Y quién es el verdadero R. J, según él? —preguntó Dylan, tan serio como Harry.

      —Alejandro Ferreira.

      Dylan sonrió entonces, y no era uns sonrisa agradable.

      —Van a matarlo.

      Harry negó con la cabeza y otra vez posó su mano en su cabeza. Si el hombre tuviera cabello, se lo arrancaría, debido a su desesperación.