Capítulo 19

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No podía creer que en serio había ido a buscarlo.

      Se suponía tenía que alejarlo, no ir en su busca.

      Resignada, se adentró al lugar. Observó a su alrededor con atención, tratando de encontrarlo.

       —¿Dónde estás? —preguntó en un susurro, audible sólo para sí. Se sobresaltó al observar a un total desconocido frente a ella, tratando de tocarle el rostro.

       —¿Solita, bebé? —preguntó él, mirándola de arriba hacia abajo con hambre.

       Retrocedió incómoda, hasta que su espalda chocó con un cuerpo.

       —Lo siento —dijo, girándose—. Yo... —Levantó un poco la vista y el alivio la inundó—. ¡Dylan!

       Su brazo fue sujetado con fuerza, haciéndola apegar al desconocido.

      —¿Y mi respuesta?

      —Ah. ¡No!, no vengo sola. Yo vengo con él —señaló al contrario, pero Dylan simplemente les dio la espalda—. ¡Dylan! —lo llamó, pero éste sólo se alejaba.

       —Qué mentirosa eres, bebé — susurró en su oído, haciéndole sentir escalofríos... pero del susto.

       También estaba enojada.

       —¡Eres un idiota, Dylan! ¡Un imbécil! —gritó, haciéndolo detener. Siguió forcejeando, aun sabiendo que no podría liberarse del agarre.

       Y entonces todo pasó demasiado rápido.

      El hombre que la sostenía estaba sangrando en el suelo, tratando de levantarse; mientras que ella estaba ahora apoyada en una pared, sujeta de ambas manos por Dylan.

      —¿Qué mierda haces aquí? —cuestionó él, con frialdad—. ¿Por qué entras aquí sola? ¿No te das cuenta de lo que puede llegar a pasarte?

       Alice lo observaba. El contrario parecía controlarse de alguna manera; de un momento a otro se mostraba preocupado, y en otro completamente enojado.

       Fugazmente sus ojos se posaron en los labios de ella.

       —¿Por qué... por qué quieres que me aleje de ti, Alice? —musitó.

       —E-estás ebrio —Trató de soltarse, pero él la apegó más a la pared, causando que un pequeño gemido saliera de su boca por el brusco movimiento.

       Dylan se congeló. Liberándola, dijo:

       —Entonces no me responderás —Asintió, apretó su mandíbula y caminó hacia la barra, nuevamente.

       —¿¡Qué crees que haces!? —Lo siguió, ignorando las miradas extrañas que les estaban brindando—. No puedes beber más, vámon-

       —Vete tú —Se sentó, y el barman, al verlo, supo qué bebida deseaba.

       —No voy a irme sin ti —murmuró, también sentándose a su lado. Dylan frunció mucho más su ceño y la miró; Alice analizaba todas las bebidas a la distancia... mientras se abrazaba a sí misma.

       Tiene frío.

      Al tener la copa frente a él, se la bebió de una sola; ésta casi reventándose por la fuerza que estaba ejerciendo.

       —¿Otra? —le preguntó el mayor, ya alistándose para servirla.

      —Sí.
      —No —dijeron al unísono.

El Error de Dylan Ferrer | Tomo 1&2 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora