Capítulo 33

10.5K 1.1K 454
                                    

“Te hace sentir bien por un tiempo, pero después sólo te destroza".

🔶

Julián se había disculpado, pensó Alice mientras observaba las hojas que supuestamente debería estar calificando, y Dylan no.

     Suspiró, y leyó nuevamente el examen que tenía en la mano; pero nada obtenía sentido. Todo en lo que podía pensar era en el cómo Dylan la había besado, en el cómo Dylan la había tocado...

     Y en el cómo casi había permitido que terminara...

    Con ella.

    —Abre los ojos, Alice —se repitió, por enésima vez—, porque sólo tú sufrirás.

    Y entonces un mensaje llegó.

    No lo leyó de inmediato.

    Sus ojos se centraron en el nombre de contacto, y se preguntó si estaba alucinando. La pantalla se apagó, y ella sólo parpadeó.

    Otro mensaje llegó.

    Tragando saliva, dejó el examen a un lado. Deslizó su dedo índice por la pantalla, abriendo los mensajes, y volvió a parpadear.

    Amor de mi vida: Hola.

    Amor de mi vida: Esto es ridículo. ¿Puedo llamarte?

    Un nuevo mensaje:

    Amor de mi vida: ¿Por qué estoy preguntando? Voy a llamarte.

    Él llamó, y Alice no contestó.

    Alice esperó que insistiera, y se rió de sí misma por ello.

    Él no la llamó más.

    Suspiró, nuevamente. No debería sentirse decepcionada.

    Porque sólo tú sufrirás.

    Estaba terminando de calificar los exámenes... cuando el claxon de un auto sonó una sola vez.

     No se atrevió a mirar por la ventana, y prosiguió con lo que tenía que estar haciendo.

     Su mamá la llamó un minuto después:

    —Mi amor, te acabé de llamar —dijo Mary adentrándose a su habitación, con el ceño arrugado—. Dylan está-

    —Dile que se vaya. —murmuró, sin apartar los ojos de la hoja que estaba revisando.

    La mayor abrió la boca, formando una "O", y negó con la cabeza. Ella, pronto dijo:

    —No he criado a una cobarde.
  
    Alice, que había terminado con su labor pero se negaba a salir, miró finalmente a su madre, con el ceño fruncido.

     —¿"Cobarde"?

     La contraria asintió.

     —Estás huyendo —se aproximó y acarició su mejilla—. Como un perrito que le teme a las escobas en movimiento después de haber sido golpeado muchas veces con ésta.

     Alice abrió la boca, y la cerró, no sabiendo qué contestar.

    Su madre continuó:

    —Te han roto el corazón, cariño, y tan sólo con palabras —Ella suspiró—.  Ya no eres una niña de la cual se burlaban. Ahora eres una adulta, rica y preciosa —sonrió—; preciosa por dentro y por fuera, ¡y todos esos que decidieron no elegirte, no verte, son unos estúpidos por perderte!

El Error de Dylan Ferrer | Tomo 1&2 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora