Capítulo 16

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La sonrisa grande y brillante de Mary... se esfumó al notar la expresión en su hija.

      —Cariño...

      —Aquí está —interrumpió ella, colocando el portafolio sobre la mesa—. Tengo sueño, descansaré un rato, má —Le sonrió por unos segundos y se dirigió escaleras arriba; se encerró en la habitación y se recostó en la cama.

       Sabía que no debería de sentirse así.

       Pero verlos juntos, despertó en ella los ridículos celos. Estaba celosa por alguien que ni siquiera la vería como ella lo veía a él.

       Cerró sus ojos con el fin de dormir, pero el sonido de un claxon lo evitó. Suspiró y volvió a cerrarlos.

      —¡Cariño, tu novio está aquí! —gritó Mary, haciéndola reincorporarse rápido en la cama. Sabía perfectamente a quién llamaba así, así que se levantó apresuradamente y caminó hacia la ventana, viéndolo recostado en el auto con los brazos cruzados y la cabeza gacha.

        Entonces él miró a su dirección; su rostro se mantenía neutro, sin alguna emoción. Una máscara de piedra. Dylan hizo un leve movimiento de cabeza indicándole que bajara, y aunque dudó, lo hizo.

       —¿Qué haces aquí? —le preguntó apenas llegó a posicionarse unos metros frente a él—. Deberías de estar con mi prima, ya que... —se quedó en silencio. Estaba siendo ridícula.

       —¿Ya que qué, Alice?

       Relamió sus labios, el nerviosismo invadiéndola en cuanto lo vio acercarse demasiado... hasta quedar a escasos centímetros de su rostro. Luego él comenzó a acariciarle la mejilla; sus ojos puestos en los suyos.

        —Pregunté algo —le recordó.

        —Nada —contestó alejándose—. No entiendo el por qué estás aquí. Estabas con Tania y-

        —Estaba, ahora estoy contigo.

        Dylan Ferrer realmente estaba teniendo problemas en controlarse en ese momento. Sin poder evitarlo, sus palabras salían por sí solas...

       Tan cursis.

       Maldición, si su hermana lo escuchara...

        —¡Hijo!

        Ambos giraron a ver a la mayor; ésta hacía un gesto con la mano, indicando que entraran a la casa. Él miró a Alice.

      Si las miradas mataran...

        —¡Preparé algo delicioso! —volvió a gritar Mary.

         —¡Má, él no-

        Dylan tapó su boca, haciéndola callar. Furiosa lo volteó a ver, eliminando su ceño fruncido cuando su mano propia fue tomada y entrelazada por el contrario.

       —¿Qué...

       —¡Ah, son tan lindos! —chilló la mayor, manteniendo una sonrisa suave en sus labios—. Vengan rápido.

🔸🔸🔸

        Alice los observaba sorprendida.

        Su madre y su... no novio se llevaban bien sin duda, e inclusive en ese momento estaban teniendo una conversación grata.

       O bueno, hasta ahora.

       —¿Y tus padres?

El Error de Dylan Ferrer | Tomo 1&2 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora