Capítulo 28

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—Listo —dijo sonriendo, después de  haber curado, como debía ser, la herida.

        Levantó la vista, sólo para percatarse que la mirada de Dylan aún estaba sobre ella.

       No me ha dejado de ver desde que comencé...

       —¿Cómo te sientes? —le preguntó Sofía a su hermano, para después bostezar—. ¿Ya no duele tanto?

       —No duele —aseguró él. Alice se levantó bajo la atenta mirada del mayor, y se encaminó a la puerta.

        —Recuerda que no debes realizar movimientos bruscos o...

        —Ya lo sé. —contestó secamente.

        Sofía frunció el ceño por el comportamiento de Dylan, y estuvo a punto de decirle algo, pero la cerró, calló. Miró a su maestra sustituta.

       —¿Ya te vas?

       —Eh... sí —dijo lo obvio—. Cuida a tu hermano, ¿vale?

       La menor asintió.

       —¿Te acompa-

       —No —dijo rápidamente—, no es necesario. Sé llegar a la salida —Sonrió—. Buenas noches —Posó su vista por última vez en el él, y luego salió.

        Después de segundos, segundos en los que Dylan parecía pensativo, Sofía le cuestionó:

        —¿Por qué estás siendo tan grosero?

        Dylan parpadeó, y la miró.

        —¿Qué? ¿Yo grosero?

        —Yi grisiri —dijo, agudizando su voz. Luego se cruzó de brazos—. No le diste las gracias.

        Él no se inmutó.

        —Y es tarde.

       Ninguna reacción.

        —Alice no trajo el auto de su madre, y está muy tarde para que camine sola por la calle —Rodó los ojos un momento después de verlo parpadear—. Buenas noches, tonto insensible —Y salió de la habitación.

       Dylan ladeó la cabeza, recordando pronto que Alice estaba conduciendo antes su auto... Y por supuesto que no se lo llevaría.

        —Ah, maldita sea.

       Se levantó de la cama y comenzó a caminar, ignorando el dolor que la acción producía.

       Y, justo cuando abrió la puerta, encontró a Alice a punto de tocar el timbre.

      —Olvidé mi-

      —Te quedarás —dijo, y la jaló hacia dentro.

      —¿Qué? —preguntó, parpadeando. Observó el agarre que él ejercía sobre su brazo, y se detuvo, soltándose—. Mi mamá...

       Se calló abruptamente cuando lo vio sacando su celular. Él llamó, y luego de unos instantes...

       —¿No hay problema con que se quede? —cuestionó al otro lado de la línea, después escuchó atento—. Oh, sí, se lo diré —Una sonrisa en sus labios—. Muchas gracias, suegra. Voy a cuidarla, sí... Buenas noches.

        Y segundos después, colgó. Alice estuvo a punto de abrir la boca y decir algo, pero él se le adelantó con:

        —Dijo algo parecido a... que no quería muchos nietos.

       Ella enrojeció, sus ojos abiertos. Tapó con una de sus manos su boca.

       —No te dijo eso.

       —Lo hizo —contestó.

       —No puede ser —El calor aumentando en sus mejillas—. Olvídalo, ignora lo que dijo.

      —No —fue la tranquila respuesta—, no lo haré.

      —No puede ser, no puede ser, no puede ser —repitió, tapándose completamente la cara con ambas manos mientras negaba con la cabeza. Se detuvo. Abrió un poco sus dedos, notando pronto la sonrisa de satisfacción en él—. ¡Dylan!

       —No he dicho nada.

       —¡Estás burlándote de mí mentalmente!

       —No lo estoy haciendo —dijo aún sonriendo.

       —¡Claro que sí!

       —No, estaba pensando algo más.

       —¿En qué? —cuestionó, preocupada de lo que él pudiese pensar por lo que dijo su madre.

       Dylan posó sus ojos en ella, analizándola.

       —Dilo, ahora —le instó.

       No respondía.

       —Dylan, di...

       —Te ves hermosa incluso avergonzada.

       Nuevamente sus mejillas se tornaron rojizas y calientes. Apartó la mirada, tragando saliva.

       Evadió, cuestionando:

       —¿Puedo quedarme en la misma habitación en la que me quedé antes?

      —¿En cuál? —preguntó, ladeando la cabeza—. ¿En la mía?

      Rápidamente, posó sus ojos en él.

      —¡Esa no!

      —Antes te quedaste en mi habitación —murmuró, fingiendo pensarlo—. ¿Estás segura que no es esa?

       —Olvídalo, yo misma iré... —lo miró—. Y no, no a la tuya. —Se encaminó hacia las escaleras, con tanta confianza que hasta a ella le sorprendía.

        Ya en el sector de las habitaciones... uno de tantos, fue detenida por él.

        —Dormiremos juntos —aseguró, frente a ella.

       Alice abrió la boca, la cerró. Lo hizo otra vez. Y después dijo:

        —Yo no dormiré contigo, Dylan.

        —Oh, ¿en serio? —cuestionó, acercándose más.

        —En seri...

[Continuará]

💣

[Putazos a Lu, aquí]

[Más putazos a Lu, aquí]

[Intentos de asesinato a Lu, aquí]

Juajuajua, holis xd
Siento que estoy mejorando en esto :v

Me gustó mucho el cap :v está tan bipolar como yo, me encanta xd

L@s hamo, gracias ♥

—Lu★

El Error de Dylan Ferrer | Tomo 1&2 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora