Capítulo 47 (P. O)

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💣

La historia hace unos días cumplió años (ya que antes la subí hasta cierta parte, pero la cancelé por... No recuerdo, pero me arrepiento).

🎊🎊🎊🎊🎊¡Feliz cumpleaños atrasado a la antes llamada "No te enamores de mí", "Sólo yo puedo besarte", y actual, con nombre que no cambiará más, lo juro: "EL ERROR DE DYLAN FERRER"! WUUUUUUUUUU🎉🎉🎉🎉🎉

—les lanza a todos su pedazo correspondiente de pastel 🥧

Cof. Acá entre nos, esta es en realidad la segunda historia que comencé.

VAUT era una historia que inicié porque estaba harta. Y es, definitivamente, la tercera. Ya chequé las pruebas, jé.

Mi error.

[⚠️]

    Gracias a quienes han seguido aquí a pesar de mi don de arruinarlo todo.

No soy de lo mejor con ustedes, y ustedes me siguen apoyando.

Gracias por complacerme con sus comentarios... en serio. No me gusta el vacío, y ustedes lo llenan.
   
[📌]

Quería dedicarle este capítulo a una persona (a dos, aún no me decido), que siempre he visto destacar en los comentarios, pero no puedo debido a que carezco de Internet en estos momentos :c Quizá lo haga después.

  
•._.••´¯''•.¸¸.•'[ 🌸 ]'•.¸¸.•´´¯'••._.•


Alice abrió los ojos, demasiado, y tragó saliva.

    —Dime que no acabo de decir "muérdeme" —pidió. La sonrisa de Dylan apareció, lentamente.

    Entonces cuando lo vio abriendo la boca, obviamente para decir lo contrario ya que a él le gustaba jugar... así, lo interrumpió levantando una mano.

     La otra era presa del hombre.

     —No te atreverías...

     Dylan se acercó más.

     —Sabes que sí.

      No mentía, sabía que . Sin embargo, pensó que podría- No, se estaba engañando. Y esa idea se reforzó en el momento en el cual él estudió su cuello con interés.

     —No, Dylan —le dijo rotundamente.

     —Sí, Alice —le imitó.

     —No. Vas. A. Morderme —separó, levantando el mentón.

     Él ladeó la cabeza, y pareció ofendido.

      —Pero tú lo pediste.

     Enrojeciendo, y abriendo la boca unas tres veces, como si fuera un pez en el aire, logró decir, un momento después:

      —Estaba nerviosa y se me escapó.

      Dylan parecía complacido ante esa confesión.

      —¿Nerviosa? —cuestionó, levantando la mano que no había dejado ir y poniéndola a centímetros de su boca—. ¿Por qué? ¿Por mí?

     Trató de liberarse, pero no pudo.

     "Trató".

     Dylan la sujetaba suave, porque allí, en esa mano, se había lastimado antes, cuando había estrellado la... la botella en la cabeza de Gabrael. Su intento de apartar al hombre frente a ella, si era sincera, era vago.

El Error de Dylan Ferrer | Tomo 1&2 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora