Capítulo 8

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"... No hay ninguna pista de quien robó millonarias sumas de dinero al banco, solo se sabe que robó a personas distinguidas y con mucho dinero. ¿Un Robin Hood, tal vez? La policía reforzará su búsqueda".

     —Dylan... —llamó Sofia sin apartar la mirada de la televisión, donde se hablaba sobre el ladrón más buscado alias RJ. Su hermano.

     —¿Qué? —preguntó él. Tomó el control remoto y cambió el canal.

     —Ya... deberías parar.

     —¿Parar?

     —Sí —confirmó en voz baja al notar la expresión extraña en el rostro de su hermano. Él no respondió por unos minutos, y Sofía ya comenzaba a pensar que hasta ahí quedaría la conversación, pero...

     —Tal vez lo haga.

     Ante el significado de las palabras, Sofía abrió sus ojos a la par. No se esperaba tal respuesta, a pesar de que sí lo esperaba con ansías. Bueno, ¿quién la entendía? Se llenó de euforia al visualizar a su hermano finalmente fuera de separaciones, búsquedas y peligros que aumentaban la posibilidad de muerte. Muchos querían a RJ muerto. Y si RJ moría, lo hacía su hermano también, y ella se quedaría sola.

     No quería quedarse sola. No quería perder a su hermano. Ya había perdido mucho.

     —¿De verdad? —cuestionó con el corazón palpitante en la garganta. Finalmente... todo esto terminaría.

     —Sí, pero no ahora.

    Debí imaginarlo. Sofía bajó su cabeza.

     —Ya tenemos mucho dinero. ¡Nuestra casa es gigante y hermosa! —levantó la mirada—. No necesitamos más. Solo disfrutar de todo lo que has tomado. ¿Por qué... continuar?

     —Es mejor que sobre a que falte, enana.

     Él no entiende, pensó Sofia. El muy estúpido que adoraba no entendía. Por eso mismo dijo con la voz más débil de lo que esperaba:

     —¿No te das cuenta de que puedo perderte si sigues con esto?

     Dylan la observó en silencio... Sofía simplemente decidió no detenerse. Se veía frágil, tal vez estúpida, pero no iba a retener más sus pensamientos. Después se arrepentiría.

     —¿Qué se supone haré sin mi idiota?

     —Te quedarás con todo el dinero, con todo. Si muero tendrás tu futuro asegurado. Nada va faltarte.

     Dylan pensaba que podría ubicarse más abajo de lo material para ella, él no comprendía que lo material no le importaba en lo absoluto mientras estuviera a su lado. Sofía enfureció por eso. Aguantándose las ganas de llorar, gritó:

    —¿¡Eso importa!?

     —Sí —fue su simple respuesta. Incluso se encogió de hombros, restándole importancia.

     —¡No!

     —Estás siendo dramática.

     —No, ¡no lo estoy siendo!

—Sí, lo haces.

     Sofia apretó sus puños, y con la voz quebrada dijo:

     —Eres mi hermano... y te amo.

     Dylan frunció el ceño ante la apertura sensiblera de su hermana. Abrió la boca para decir algo, pero ella lo interrumpió.

     —Fuiste mi madre, mi padre, ¡todo lo que necesité!

El Error de Dylan Ferrer | Tomo 1&2 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora