Capítulo 6, Temporada 2

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Haz no leyó los mensajes todavía, ni siquiera contestó.

     Alice movía sus pies con rapidez en la alfombra de aquella mansión. Su corazón retumbaba, e incluso llegó a imaginar que en un momento, que levantó la mirada para seguir buscando, la respuesta de su amigo llegaba a su celular, y le hacía saber que se habían rendido muy pronto y que ya no estaban en la casa.

     Pero esa era sólo su imaginación.

     Los mensajes que envió con desesperación seguían sin leerse. Y en cuanto se encargó de llamarle, como por milésima vez, fue atendida por el buzón de voz.

     Por Dios, Alice sentía que no se movía lo suficientemente rápido.

     ¿Dónde estaba Haz, dónde estaban los chicos?

     Allá, en el segundo piso, se encontró a Sofía, quien buscaba a los hombres como lo hacía ella: toda apresurada. Los ojos claros de la jovencita se deslizaban en todos lados, llegando incluso a los rincones, donde de milagro esperaban a encontrar a enormes hombres escondiéndose.

     Ambas se hicieron señas, para así no llamar la atención de Dylan, quien al parecer no se había percatado de lo que sucedía, y casualmente adentraba productos que había comprado para prontamente organizarlos...

    Ello no duró demasiado.

    Alice se le quedó mirando, desde el balcón interior, en la distancia. Por un momento, olvidó lo importante, porque sólo podía apreciarlo a él, a sus cambios. Su corazón golpeaba con fuerza y eso que no estaban cerca. Entonces, más allá de Dylan, captó un movimiento y observó cómo uno de los chicos trataba de no ser visto...

     A Alice se le fue la respiración.

     Oh, no. No, no.

      ¿Lo peor?

      Dylan ni siquiera tuvo necesidad de ver para percatarse de que algo andaba mal en su propio hogar.

     Él se quedó quieto, un segundo.

     Al segundo siguiente, sacó su celular, deslizó los dedos por la pantalla, como pasando... imágenes, pero eran las imágenes de las cámaras, lo sabía.

     Luego sacó un arma de lo que parecía un libro.

     Ella comenzó a bajar las escaleras.

     Dylan preparó el arma.

     Ella contuvo el aliento.

     Dylan parecía querer matar a alguien.

     Ella-

     —Dylan —llamó, y él posó sus ojos maravillosos en su persona.

     —¿Qué?

     Por un instante, sólo por un instante, Alice se sintió en el desierto.

     Se aclaró la garganta, y continuó bajando las escaleras. Su vestido se movía elegantemente con cada paso que dio. Su celular era firmemente apretado por su mano derecha.

      —Quería decirte algo.

      —Después —le contestó él, a punto de girarse para, de seguro, descubrir a los muchachos y herirles con esa cosa amenazante que sostenía.

       —N-no puede ser después. Tiene que ser ahora. Ven aquí —le espetó. Dylan la enfrentó otra vez, pero, MILAGRO, comenzó a acercarse. Una ceja del hombre estaba arriba, y se veía tan...

El Error de Dylan Ferrer | Tomo 1&2 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora