Capítulo 12

19.2K 1.8K 419
                                    

¿¡Cómo él no puede recordar lo que pasó!? Yo sigo aquí, recordando todo... tratando de olvidar que me gustó.

     ¡Rayos!

     Alice se recostó en su cama.

     Habían pasado semanas, y tontamente no podía superarlo. Incluso evitó que la viera más de una vez por la simple razón de que no podía controlar su corazón, así como el rubor en sus mejillas.

     —Ya, debo superarlo —suspiró—. No es como si estuviera tan...

     Es muy guapo, Dios.

    —¿Otra vez hablando sola, cariño? —preguntó su madre con una sonrisa en el rostro—. ¿Debería pedir ayuda o estarás bien?

     Ofendida la miró.

    —Estoy muy bien —aseguró.

     —Bien... —Ladeó la cabeza, analizándola—. Alice, ¿no piensas ir hoy?

    —¿A dónd-

     Y pronto recordó.

    —¡Dios! —comenzó a ir de un lado a otro, buscando qué ponerse—. Voy a llegar tarde, ¡voy a llegar tarde!

    —No exageres —se lo pensó un segundo—. Aunque ahora que lo pienso... tu tía no estará contenta de que llegues tarde a su cumpleaños.

    —¡Lo sé! —Casi se cae, pero controló la situación.

      La mayor la observó y carraspeó para llamar su atención; lo logró. La preocupación en el rostro de Alice hizo que se le encogiera el corazón.

     —¿Qué pasa, má?

     —Yo no iré.

     —¿Qué? —la observó de pies a cabeza—. ¿Te estás sintiendo mal?

    —No, sólo... Ya te lo dije —Observó unos libros—. ¿Sabes?, me gustaría que fueras con Dylan.

      Y otra vez todo viene a su mente.

     —No, de ninguna manera. ¿Qué estás diciendo, má? —Sonrió nerviosa—. Esto... ¿Por qué no ibas? —cambió de tema rápidamente.

     —Sólo... ve y disfruta.

     —Pero-

     —¿Pero? ¿Dijiste pero?

     Se rió.
 
     —No, má.

🔸🔸🔸

     Las personas caminaban de un lado para el otro; algunos hablando y otros simplemente observando a los demás con ojo crítico. Relamió sus labios nerviosa. Se sentía pequeña e incómoda rodeada de tanta gente. No podía dejar de pensar que al mirarla, estaban juzgándola. Se relajó en cuanto observó a su prima junto a su tía, y a pasos apresurados, caminó hacia ellas.

    —¡Feliz cumpleaños, tía! —exclamó sonriendo, y abrazó a la mujer mayor.

     —Muchas gracias, Alice. Aunque no sé, siento que estoy cada vez más vieja —La mujer observó a Tania; ésta rodó los ojos, causando que eliminara su sonrisa.

     —Hija, ¿qué-

     —Cuando sonríes se te notan mucho las arrugas, Madre.

    La mencionada tocó su rostro.

     —No le haga caso, tía —llamó su atención—. Está muy hermosa —admitió.

El Error de Dylan Ferrer | Tomo 1&2 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora