Capítulo 20

17K 1.7K 287
                                    


—¡Ya va! —Escuchó a su madre gritar, luego pasos y la puerta abrirse—. Cariño, ¿por qué tardas- ¿¡Qué pasó!? —cuestionó al observar a Dylan inconsciente.

     —Está... eh, un poco ebrio —explicó, no siendo exacta. La mayor negó con la cabeza y la ayudó a adentrarlo a la casa. Alice frunció el ceño al percatarse de la habitación a la que iban.

      No la de invitados, no. La suya.

      —Eh...

      —Es tu novio, tu invitado —dijo sin más.

       Ya dentro, lo recostaron en la cama. Ambas aliviadas al ya no tener que seguir arrastrándolo.

      —¿Qué es lo que tanto le pesa? ¿Los músculos? —preguntó, fingiendo un dolor en su hombro.

      —Má —Sonrió apenada—, gracias.

      —No es nada, cariño. Mañana quiero explicaciones, ahora sólo descansa, ¿vale?

     —Vale.

     Su progenitora asintió, y salió de la habitación. No sin antes mirar pícaramente a su hija, causando que se sonrojara.

     —Bien —se dijo a sí misma y posó los ojos en él—. Mientras esté así, no hay nada que pueda hacer como para preocuparme.

      Trató de convencerse.

      Suspirando, tomó una bata y se encaminó al baño. Al cabo de un rato —dos horas—, finalizó su ducha —también crisis existencial— y salió de ésta. Acomodó una toalla en su cabello y a los segundos, casi gritó al tener a Dylan frente suyo.

      —Me asustaste —dijo bajito, al pensar que tal vez su madre ya estaba durmiendo—. ¿D-Dylan? —preguntó en cuanto lo vio acercarse de más—. ¿Qué estás haciendo?

       Luego cayó sentada en la cama.

      —Oh, no, no, no. Esto no es divertido, ya déjate de bro... — Aguantó la respiración, al tenerlo demasiado cerca de su rostro. Éste sonrió ladino, movió un poco la bata y, antes de que Alice reaccionara, ya estaba besándole el cuello.

      —N-no, ya... —Apretó sus labios, al sentir que la boca contraria bajaba por su clavícula, y avanzaba más hacia sus pezones, chupándolos.

       Jadeó, buscando más. Quería-

       Sus recuerdos viajaron al pasado... La voz de Tania repitiendo en su cabeza:

       —No es por nada, primita; pero es que, sinceramente si alguien se mete contigo, es por mera lastima.

      —¡Dylan! —exclamó, tapándose la boca después con una de sus manos, mientras que la otra se mantenía en el pecho ajeno, alejándolo.

      —¿Qué?

      —¿Por qué... por qué estás haciendo esto?

      Él frunció el ceño.

      —Porque quiero.

      «Tiene novia, posiblemente es tu prima. Está aún ebrio, y sólo quiere jugar contigo.
No caigas más por él, porque sólo tú sufrirás», pensó, sin apartar su mirada de él.

       —Alice...

       —Porque quieres, dices. ¿Y qué hay con lo que yo quiera? —Negó con la cabeza, cubriéndose—. Esto no se tiene que volver a repetir —dijo con un hilo de voz—. Cuando te vayas... olvida que te fui a buscar, y recuerda perfectamente que no te quiero cerca.

       —¿Eso es lo que quieres? ¿No me quieres cerca?

     «En verdad, no quiero eso...»

      Sí —confirmó, sintiendo un sabor amargo recorrerla.

      Él asintió.

      —Está bien.

      Éste tomó las llaves del auto, que se encontraba sobre la mesita de noche, y sin mirar atrás, salió de la habitación.

       —¿Qué crees que haces? —preguntó siguiéndolo.

      —¿No es obvio? Me alejo.

      —¡No puedes conducir en tu estado!

      —Eso no debe importarte.

      Finalmente salió de la casa, y de su campo de visión. Alice aún en la entrada de ésta, observaba por donde el auto se fue.

      —Es... lo mejor.

     

💣

No sé, siento que metí mucho drama continuo v': y además también peleas, y-y xd siento que ya no sé escribir :'v ¿Qué me pasa? ¿Yo no era así?
:'v
En fin, ojalá les haya gustado este capítulo kk :v y si no, pues...
—c mata, ahq xd

Bai.

—Lu★

El Error de Dylan Ferrer | Tomo 1&2 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora