Capítulo 49

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Los ojos miel, que estaban hace unos instantes en los suyos, bajaron, BAJARON y examinaron.

     Alice, de verdad, de verdad reprimió las ganas de taparse los pechos.

     Pero no duró demasiado; se cruzó de brazos, e hizo lo mejor posible por que se viera... casual, y no como que se había apresurado.

     Por la mirada divertida contraria, pudo descifrar que no le había ido bien en el intento.

     —No pasará —dijo, causando que él sonriera de medio lado y se enfocara solamente en las múltiples pantallas, para anular búsquedas y dejar todo como cuando se adentraron allí. Se acercó sólo un poquito a él, para repetir, agregar—: No pasará ni hoy, ni mañana, ni nun-

     Se interrumpió, tragando saliva, cuando lo vio aproximarse en demasía.

     —Ni hoy, ni mañana —dijo Dylan, satisfecho. Sus miradas ahora conectadas—, comprendo.

    —Olvidaste el "ni nu-

    Él hizo oídos sordos.

    —No hoy, ni mañana —Un asentamiento—. Excelente.

     Luego, antes de que Alice dijera algo ante su sonrisa insinuante, caminó hacia la salida. Por un momento se detuvo, y ella abrió la boca, otra vez, para soltar lo que pensaba acerca de... ello, pero Dylan sólo se había pausado para DARLE las gracias al hombre de piel chocolate.

   Después sólo salió de la habitación.

   Se fue.

   No miró hacia atrás.

   La dejó en su lugar, con la boca abierta, simplemente parpadeando.

    —Ese... patán —murmuró con los dientes y puños apretados, recordando el cómo miró sus pechos, ambos, cuando se suponía que sólo tenía que enfocarse en uno: el izquierdo—. No es como si le fuera a permitir morder-

    Escuchó una risita ahogada, lo que le recordó que no estaba sola. Miró al desconocido, que ante su abrupta mirada se puso serio, y seguidamente se aclaró la garganta para pronto decir:

    —Dylan me dio las gracias —comentó, causando que entrecerrara los ojos—, algo demasiado beneficioso para él ha de haber descubierto como para hacerlo.

    Ella asintió, con la cara roja, le dio las gracias, queriendo hallar por segunda vez en el día un agujero al cual adentrarse y nunca salir, y caminó lentamente hacia la puerta, luciendo tranquila, como si en realidad no quisiera correr y esconderse.

    Halló a Dylan rápidamente.

    Estaba esperándola.

    Dylan estaba esperándola, apoyado en la pared del otro lado del pasillo, con los brazos cruzados, viéndose pensativo, viéndose tan apuesto y frío como siempre.

    Podría haber babeado por él sin poder evitarlo, si este no hubiese levantado la mirada y soltado en ese momento:

    —Ven aquí, perdedora.

    Suspirando, se aproximó a él y... y retrocedió al darse cuenta de la mucha atención que sus pies desnudos estaban recibiendo. Del cómo Dylan frunció el ceño y se separó de la pared para prepararse.

    Tragó.

    —He e-estado caminando descalza por varios minutos —le recordó, viéndolo—. No es necesario que me- ¡Detente y escúchame!

    Dylan no se detuvo.

    Dylan no la escuchó.

    Dylan la cargó.

    Aferrándose a él con fuerza, se negó a mirarlo.

     —Hay alfombra por todos lados —dijo, respirando la fresca y masculina fragancia de él.

    Dylan no la miró, siguió caminando.

    —Lo sé.

    —Y mis piernas funcionan. No tengo herida alguna en mis pies.

    —Lo sé.

    Se acomodó mejor contra el cuerpo grande y cálido para seguidamente cerrar los ojos. Bostezó. No esperaba que el sueño que se había estado 'prohibiendo' llegara con tanta fuerza.
   
    —Entonces —decidió bromear, en un susurro—, ¿estás haciendo esto porque me quieres cerca?

    —Sí.

    Ante la respuesta, soltó una risilla.

    —Por supuesto, porque te gusto mucho.

     Un silencio...

     Luego:

     —Sí.

     Riéndose, ella se movió un poco, buscando más comodidad.

    —No estaba preguntando. Es... es obvio que caíste ante mis encantos.

    Entonces, recordó las palabras de su madre:

    —Dylan te vio.

    Y entonces, otras:

     —"Señor y señora Ferrer". Nadie lo cree, linda. Dylan Ferrer jamás podría casarse. Ni amarrado, te lo digo.

     —Sofía se encargó de que a ambos se le tratara como a una pareja de esposos. Le pareció gracioso y, bueno, a nosotros también.

     —Le pareció gracioso y, bueno, a nosotros también.

    Una sonrisa por fuera.

    —Me viste y caíste en mis redes. Pero soy taaaan genial, que hasta tus amigos dudaron de... que estuviéramos casados. Probablemente-

    Yyyy se dio cuenta de la ridiculez que soltó, demasiado tarde. El tiempo pasó, y el silencio incómodo perduró. Ya estaba dormida cuando él contestó finalmente:

    —No creerían que tuviera tanta suerte, Alice.

   
   

   
💣

Qué rabia, qué rabia, qué rabia >:c

*c va al veterinario*

Ahqué.

Tal como avisé en mi 'perfil', se me eliminó el cap de más de 1K de palabras y, lastimosamente, mi memoria maluca simplemente sacó esto, para este capítulo :c

Juro que el capítulo era cool :c

Pero me dio taaanto estrés el tener que escribir cuando tenía cosas de más relevancia que hacer. Me duele la cabeza, y creo que es de esforzarme en recordar qué había escrito anteriormente.

Pero muy poco volvió :c

Casi siempre, cuando las ideas llegan, debo anotarlas para después editarlas, porque ahora mi mente está en muchas cosas.

Pero como se me eliminó TODO...

Lo siento :c

No habría entregado este trabajo TAN pobre de no ser porque ya estoy MUY atrasada con la actualización. Y varias ya se han estado quejando.

Cof, en realidad es porque no tengo Internet.

LOS HAMO

—Lu :c

El Error de Dylan Ferrer | Tomo 1&2 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora