Capítulo 11

19.4K 1.8K 291
                                    


Dylan Ferrer, abrió sus ojos lentamente. Parpadeó más de una vez para acostumbrarse a la luz que se filtraba en la habitación y se reincorporó con len-ti-tud en la cama. Al hacerlo, la resaca comenzó a torturarlo.

     Se quedó unos segundos mirando un punto fijo para después pasar su mano por su rostro... Repentinamente, se tensó cuando sintió parte de la cama moverse.

     Observó con atención.

     Mierda.

     Alice estaba plácidamente dormida, ahí, en su cama, a su lado. No le quitó los ojos de encima hasta que ésta abrió sus ojos y, antes de que se diera cuenta, ya se había levantado y alejado de él.

     —Yo... Uhm —Sus mejillas se tiñeron de un leve rosa. Se veía hermosa, incluso con el cabello así... Jamás se lo diría.

     —Buenos días —dijo él, con la voz más ronca de lo normal.

     —Buenos días —repitió ella. Lo miró—. Dylan...

    —¿Puedo saber qué hacías en mi cama?

     ¿Qué?

     Alice lo observaba con sorpresa, con incredulidad.

     —¿De-de qué hablas? Tú...

     —Olvídalo, estás vestida; dudo que haya pasado algo.

    Ella se observó a sí misma y luego posó sus ojos en él.

    —Tienes razón. No... pasó nada, lo siento —Luego a pasos apresurados, sin mirarle, salió de la habitación.

     Dylan observó la puerta, preguntándose qué estaba mal con esa mujer. Y entonces, los recuerdos de la noche anterior comenzaron a atormentarlo.

     Soy un imbécil. Mierda.

🔸🔸🔸

    —¡Buenos días, Ali- ¿Ya te vas? —Sofía la miró con tristeza.

     —Sí, ehm... muchas gracias —Sonrió forzado.

     —¿¡Por qué!? Yo debería darte las gracias por la compañía.

     —Esto... —observó a Dylan a lo lejos y tragó con profundidad—. Fue muy grato, por eso gracias.

     —Ah, eres muy-

     —Nos vemos en clase, ¡adiós!

    Sofía se quedó con la boca abierta. Recuperándose, cerró la puerta y se giró sólo para observar a su hermano sentado en el sofá con cara de pocos amigos.

     —Hey, ¿qué pasa? —preguntó, mientras se acercaba a él.

     —Nada.

    —Aw, está más gruñón de lo normal cuando despierta —fingió pensar en algo y frunció el ceño—. ¿Alguna mujer de anoche?

     Mierda, sí, Alice.

     —No.

    —Ush, qué cortante —rodó los ojos—. Bueno, al menos yo no estoy amargada como tú.

     La ignoró.

El Error de Dylan Ferrer | Tomo 1&2 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora