Alice Victoria Lauren se quedó quieta, sin respirar, tratando de ignorar lo que se mantenía allí abajo, y esperando que el hombre creyera que estaba dormida, así, entonces se iría.
Pero él no lo hizo. Se quedó, de igual manera como su tono furioso:
—No duermes con las luces encendidas. Sé que estás despierta, Alice.
Eso era vergonzoso...
Ella no tuvo más opción que ponerse a la defensiva:
—¡Ni siquiera deberías de estar aquí! —le gritó, sin moverse por supuesto. Sin descubrirse por supuesto—. Estoy harta de que entres a mi espacio como si nada.
Hubo un silencio.
Luego:
—¿Por qué no me das la cara?
Ella se mordió el labio inferior.
—Resulta... resulta que también estoy harta de verte a la cara.
Esa atractiva cara...
—Ah, ¿y es por eso que me evitas tanto? No contestas mis llamadas, no lees mis mensajes y me esquivas constantemente —Él sonaba más cerca—. ¿Tan harta estás de-
—¿De ti? Sí, ¡estoy harta! Te lo he dicho antes, ¡te lo dicho, Dylan! ¿Quién te crees para entrar a mi habitación así? —Su cara caliente—. Existen las puertas por una razón.
—Toqué la maldita puerta, varias veces, y el imbécil de Haz me dijo que no querías verme.
De repente quiso moverse un poco.
—Sí, sí, y no te mentía —contestó, recuperando el hilo de la cuestión—. Pero estás aquí, así que deduzco que no entendiste el mensaje.
La cosa rosa siguió vibrando, y a Alice comenzó a faltarle el aire.
—¿Por qué? —la pregunta llegó varios segundos después—. ¿Por qué? Básicamente me abandonaste en la puta cama y-
—Y es hora de que te vayas —le cortó, mientras trataba de no removerse—. No soporto tu grosería. En serio, no la soporto. Déjame dormir —Se mordió el labio inferior, y posó su mano en su pecho derecho, donde el pezón se encontraba duro y exigía atención—. Estoy cansada, y dormir es lo único que deseo. Estás siendo... una molestia.
—Una molestia —repitió él, y Alice sabía, Alice sabía que estaba mucho más enojado ahora.
¿Por qué ser consciente de ello casi hizo que gimiera?
—Te lo dije, Dylan: No te soporto. Vete.
Silencio.
—Muy bien, lo haré, me largaré cuando vengas aquí y me lo digas en la cara.
Ella dejó de respirar.
Cuando logró hacerlo, lo cual fue unos segundos después, se las arregló en decir:
—No... no voy a levantarme. No tengo que hacerlo, si no quiero —Apretó los labios, y se movió sólo un poco—. ¿Puedes dejar de ser... un cretino por un momento? Te estoy pidiendo que te vayas.
—No tengo que hacerlo, si no quiero —devolvió sus palabras.
Y Alice quiso gritar.
Pero entonces, el aire fue retenido en sus pulmones cuando lo escuchó decir:
—Tu celular está en el suelo.
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El Error de Dylan Ferrer | Tomo 1&2 ©
RomanceDylan Ferrer solo busca vengarse de Tania Kim, y como un ladrón inteligente y muy buscado se ha determinado un plan para arruinarla: ¿Qué mejor forma que relacionando al amor? Por el amor se sufre, y él quiere verla sufrir. Sin embargo, hay un...