El Error de Dylan Ferrer | Tomo 1&2 ©

Capítulo 13

—Tiene que ser una broma —exclamó ella en voz baja—. ¿Qué haces aquí? —dijo después, arrastrando las palabras.

     Dylan metió las manos en sus bolsillos y dio una rápida mirada a su alrededor.

    —¿No puedo estar aquí?

    —¡No!

    Sonrió.

    —¿Y eso por qué sería?

    —Porque... —Él comenzó a acercarse y ella se alarmó—. ¡N-no te acerques! —lo apuntó con el tacón—. Vuelve a la fiesta... Tú te estabas divirtiendo.

     Dylan se detuvo.

    —¿Me estaba divirtiendo? —Enarcó una ceja. En realidad, estaba aguantándose las ganas de sonreír al notar la reacción de ella—. ¿Has estado vigilándome?

     —¡Eso no te importa! —Le dio la espalda y comenzó a caminar como podía. El alcohol en su cuerpo la hacía tambalear, tanto así, que no se percató de que había casi caído sobre alguien—. Lo siento, lo siento, lo siento —repitió rápidamente. El hombre frente a ella la tomó fuerte del brazo y sonrió con malicia.

     —Lo vas a sentir, sí —dijo él sin eliminar su sonrisa. Forcejeó, pero éste sólo la lastimaba, haciendo más fuerte el agarre—. Quieta, vamos a disfrutar mucho.

    —Lo dudo —Ambos giraron. Alice se sintió un poco aliviada de verlo, mas el hombre sólo la sacudió con fuerza haciéndola caer al suelo. Pronto la levantó nuevamente sujetándola del cabello.

     —¿Y tú quién mierda eres? —La rabia en el hombre haciéndose notar en sus palabras.

     —Soy su novio -la señaló—, y también quien te va a partir la cara si no la sueltas.

     Una carcajada brotó de la garganta del contrario.

    —Mira, niño bonito —La puso a la altura de su rostro y lamió la mejilla de ella.

    Alice hizo una mueca y gritó:

    —¡No me babees!

   Él levantó su rostro con brusquedad, haciendo que mirara directamente a Dylan.

    —¿Ese es tu novio? —Una nueva carcajada—. Niño bonito, sólo la uso un momento y te la devuelvo —Mas su sonrisa acabó en cuanto lo observó quitándose el saco para después tirarlo a algún lado y siguiéndole así la corbata—. ¿Qué mierda-

     La apartó y se arremangó la camisa como lo hacía el más joven.

    —Esto va a ser divertido —dijo él, sin apartar la vista de Dylan.

    —También lo creo —admitió. Observó a Alice; ésta se limpiaba la mejilla todavía—. Cierra los ojos —ordenó.

    Y bueno, lo hizo.

    Su labio inferior temblaba y, con cada fuerte sonido, el nudo en su garganta aumentaba.

    Y entonces, ya no escuchaba ningún impacto... sólo los autos a lo lejos, como el viento en los árboles, a su alrededor.

    Tenía miedo de abrir sus ojos y notar que habrían herido a Dylan. Incluso se asustó mucho más al pensar en el hecho de que había pasado algo peor.

    Su cuerpo se tensó en cuanto sujetaron su brazo.

     —¡No! —Se negaba verlo, le asustaba—. ¡Suéltame! ¡Por fa-

    —Tranquila. Alice. Tranquila. Soy yo, Dylan Patán —bromeó.

    Y ella abrió los ojos. Su mirada estaba puesta en la de él, su respiración entrecortada y su corazón latiendo rápida y dolorosamente.