Una Nueva Vida

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Varias horas han pasado, Sakura acaba de dejar atrás a lo que siempre va a amar durante toda su vida, durante todo el camino no ha querido hablar y sus acompañantes tampoco han hecho el intento de hacerlo. Reconocen que no es el momento y la apoyan con su silencio.

El auto negro pertenece a Lien Lang, está empezando a cumplir la promesa que le ha hecho a su tía Yuuko. No dejar desamparadas a las dos jóvenes que están con él.

Cuando conoció a las dos en la Zona Rosa, nunca tuvo trato con ellas, siempre otras jóvenes fueron las que lo atendían, algunas noches vio bailar a Sakura cuando aún era Cerezo. Al principio se impresionó de su belleza atroz que emana, luego a los días solo le despertó ternura y lástima.

En cuanto a Tomoyo jamás la ha visto bailar solo atendiendo a los clientes, algunos que han querido sobrepasarse con ella lo han pasado mal, ya que la joven solo con la mirada es que los alejaba.

Dentro de ese auto cada uno va sumido en sus propios pensamientos, Tomoyo por fuera se ve fuerte e imperturbable pero no es así, está a punto de colapsar por la presencia de Eriol nuevamente en su vida.

Esa noche cuando fue la captura del papi, y comenzó la balacera la tomó entre sus brazos y la llevó a un lugar seguro, al verlo sacarse lo que le cubría el rostro le mostró una mirada intensa, ella no le mostró sorpresa aunque muy al fondo temblaba y moría por tirarse a sus brazos y rogarle que la saqué de ahí.

Pero su orgullo herido y lo que la última vez pasó en su habitación han hecho mella en ella  profundamente y será complicado que lo perdone si es que alguna vez la busca.

A pesar de haber estado íntimamente y disfrutar de sus besos y caricias había algo en él que lo incomodaba.

Amatista se dio cuenta, intentó tocarlo pero se levantó de su lado con brusquedad, eso a la joven le inquietó y dolió.

Su manera de vestirse a toda prisa le mostraba que quería irse de su lado rápidamente como si tuviera la peste.

—¿Eriol?¿Qué pasa?—se levanta de la cama y se pone frente a él, esta vez su mirada es fría y ella se petrifica por ello.

—Me divertí mucho con usted señorita, ahora es momento de volver a mis responsabilidades, mis negocios y por supuesto a mi futura esposa. Pero no espere menos de usted, una de tantas mujeres ordinarias que se dedican a esto tienen que servir muy bien a los clientes.

Saca un fajo de billetes y se los tira, amatista sigue petrificada, está aguantando estoicamente toda la humillación de ese hombre que sin darse cuenta ya tenía su corazón.

—Hasta nunca, si algún día regreso tal vez vuelva a este lugar y requiera de ti—antes de salir siente que ella se mueve y al voltear todo el fajo de billetes se estampa en su cara.

Guardese su dinero, señor Hiraguizawa, puede que le sea útil para alguien más¡Largo de acá!—su mandíbula tiembla y Eriol por un momento quiso cargarla y quedarse a su lado, pero sus prejuicios fueron mucho más.

Salió de ahí sin mirar atrás, Amatista lloró amargamente sin ser vista esa noche, se dió el lujo de desahogarse no solo por ese momento, también por todo lo acontecido en su vida desde que huyó de la tutela de sus padres, solo bastó un viaje a Japón para huir en descuido del auto que se movilizaban.

Se perdió entre la gente, a pesar de que sus padres todos esos años pagaron buenos detectives no han logrado dar con ella.

Ahora mira a la joven que está a su lado, de las dos Sakura es la que más sufre, su historia de amor se desmoronó por culpa del papi y esa mujer llamada Akiho. Está convencida que esa mujer tuvo que ver con la decisión de alejarse y dejar a Shaoran.

C̾a̾u̾t̾i̾v̾o̾ d̾e̾ t̾u̾ C̾u̾e̾r̾p̾o̾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora