Errores y Decepciones

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Fujitaka Kinomoto es un empresario pudiente en Japón. Sus negocios comenzaron desde abajo con un pequeño restaurante, poco a poco fue creciendo y expandiendo su pequeño capital hasta hasta lograr una considerable fortuna.

En uno de esos años que empezaba a ser un pequeño empresario conoce a la madre del joven que está frente a él. Se convirtió en una de sus clientas muy asiduas a su negocio, tanto que al poco tiempo frecuentaban, al principio como buenos amigos para después de un año ser una pareja que se profesaba mucho cariño.

La conoció siendo viuda y con un pequeño hijo de cinco años que al conocerlo congeniaron de inmediato creándose un cariño y amor de padre e hijo con los años.

Al salir de su natal China lo hizo con muchos sueños metas, al quedar huérfano de padres desde los 12 años, trabajó duro para que nadie le de nada. Los hermanos de su padre lo despojaron de lo que por derecho le correspondía pero al no haber un testamento es que se aprovecharon en dejarlo en la calle, nadie quiso hacerse cargo de su cuidado. Estuvo cuatro años en una casa hogar, dentro de ella aprendió mucho, desde cocinar hasta arreglar cosas domésticas.

Al irse de China a la edad de 22 años con un profundo dolor en su corazón es que decide olvidar su pasado. Ahora con 40 años encima detrás de su afable y amable sonrisa se esconde un profundo dolor y pena.

—¿Cuántos días estarás en casa?—pregunta saliendo junto con él fuera de la oficina.

—Solo un par de días, cada vez estoy más cerca de atraparlo, si su cabeza cae será la proeza más grande que he hecho en mi carrera—responde el joven con orgullo.

El negocio es inmenso, hay mucha gente trabajando para él, chicos y chicas están de acá y de allá atendiendo. Personas que están disfrutando postre, batidos, helados y comidas al paso, otros formando colas para llevar sus pedidos.

Ambos hombres ven todo con mucho gusto, el joven sabe cómo es que le ha costado a su padre ser lo que es ahora. Si su madre aún viviera estaría orgulloso de él.

—Ahora que apellido usas—pregunta de repente Fujitaka—. En cada misión debes hacerlo,¿También has cambiado tu nombre?

El joven de ojos azules sonríe y mueve la cabeza, en cada misión tiene que pasar como una persona encubierta, ha cambiado su apellido infinidad de veces, pero el nombre hasta ahora no lo ha hecho.

—Lien—llama Fujitaka.

—En esta misión soy Lien Kimura—responde sonriendo—. Soy un cliente asiduo a un lugar llamado la Zona Rosa.

—¿La Zona Rosa?—pregunta el hombre con curiosidad.

—Un lugar donde mujeres se acuestan con hombres por dinero—Fujitaka abre y cierra la boca sin saber qué decir—. Descuida no me he acostado con ninguna de ellas.

—No soy quien para juzgarte y meterme en tus cosas hijo—responde—. Solo quiero que te cuides.

El joven asiente, una llamada interrumpe el momento. Lien se va más allá a conversar. Fujitaka observa todo su imperio.

Hace un pequeño recorrido de línea de tiempo a lo que hace años fué y lo que es ahora. En eso un recuerdo que le duele el pecho llega a su mente. Un recuerdo dónde fue feliz mientras duró. Su mirada cambia a una melancolía, suspira involuntariamente y recuerda a una persona que a pesar de haber seguido con su vida, no ha logrado olvidar.

Mueve su cabeza, una de las razones por la que se fue, es ella. Nunca olvida la tarde de verano dónde la vio por primera vez, él un simple vendedor de helados y ella toda una hermosa señorita de clase alta.

C̾a̾u̾t̾i̾v̾o̾ d̾e̾ t̾u̾ C̾u̾e̾r̾p̾o̾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora