No sé cómo es que acabo de llegar a mi departamento, aún está oscuro en las calles, veo mi reloj y dan las cuatro de la mañana. Tiro mis llaves por algún lugar de la sala y me tiró en mi cama.
Toda la noche desde el instante que tuve a cerezo en mis brazos no me detuve hasta perderme en su piel, exploré con parsimonia cada lugar escondido de su lozana figura.
Escucharla gemir y decir mi nombre muchas veces fue sublime y mágico. Hacerla venir no una si no varias veces y terminar satisfecha y exhausta encima de mi pecho por un momento quise con desespero despertar así con ella a mi lado todos los días de mi vida.
No sé qué me está pasando con ella, desde el instante que cruzó la puerta de mi consultorio se ha adueñado de mis pensamientos, esto jamás me ha pasado con ninguna mujer, he conocido mujeres hermosas con las cuales cualquier hombre se perdería en sus bellos rostros y cuerpos curvilíneos. Pero Cerezo a pesar de ser una niña se lleva todo lo que pienso y me gusta de una mujer.
Tal vez por ello no me he casado, al llegar a este lugar mi objetivo claro era solo dedicarme a mi trabajo, las mujeres estaban en un segundo plano. Todo se vino abajo cuando esos ojos verdes fulminaron mi sensatez.
—Doctor Li—siento que me despiertan, abro mis ojos y mi campo de visión es hermoso, Cerezo está con el cabello suelto, sin maquillaje, y puesta una bata transparente que sin ningún pudor me deleito devorando entero sus hermosos pechos que fueron míos toda la noche—. Es hora de que se marche.
Eso me desconcierta. Se acerca felinamente y me da un beso, es corto pero cargado de mucha intimidad—No quiero que su reputación sea mal vista y hablen de usted.
—La verdad no me importa—le digo jalandola a mi lado y aspirando el olor de su hermoso cuello—. Quiero quedarme contigo.
La miro y su rostro es pálido, se suelta de mí, me da mi ropa, no entiendo su actitud, está como nerviosa y desea que me vaya de su lado. Intento acercarme pero se aleja. ¿Qué pasa?
—¿Cerezo?—pregunto.
Logra enderezarse, me entrega mi ropa, toca mi mejilla y me pierdo en esa caricia. Sostengo sus mejillas en mis manos, sus ojos verdes están tristes y con ganas de llorar.
¿Qué ocultas que te hace tan infeliz?
—Las personas en este pueblo no son de fiar, si lo ven saliendo de acá en plena luz del día, puede perjudicarlo e incluso pedir su cambio del centro de salud, hágame caso, no quiero perder un cliente seguro por personas celosas.
Tiene razón aunque me cueste aceptarlo, me cambio, antes de irme la beso como si me estuviera despidiendo de ella para siempre.
Al salir y bajar las escaleras, el olor a alcohol y cigarros es muy fuerte, me tapo un poco la nariz para no inhalar ese tóxico vicio. Al llegar al inmenso salón donde Cerezo bailo para mí, las mesas y sillas estaban siendo acomodadas, la mujer que es dueña del lugar se acerca y me sonríe.
—Hay un auto que te llevará hasta un cierto punto de la ciudad, descuida es confiable.
Frunzo el ceño, puedo llegar solo a mi departamento pero pensando cuando el taxi me trajo hizo un trayecto largo, pero aún no confío en esta mujer, porque está siendo amable conmigo.
—No es necesario, se lo agradezco—le respondo.
—Doctor, Cerezo me lo ha pedido—su sonrisa es misteriosa, así que ella está cuidando de mi seguridad, sin querer sonrió.
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C̾a̾u̾t̾i̾v̾o̾ d̾e̾ t̾u̾ C̾u̾e̾r̾p̾o̾
FanficGanadora en la categoría Fanfic en el concurso Amanecer 2021. De la editorial Girasol. Esa es la palabra CAUTIVO, no solo de ti ni de lo que representas. Solo yo e sido capaz de desnudar tu alma y descubrir las cosas mas hermosas y tiernas que guard...