Abriendo el Corazón

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Abby después de controlarse y poner su mejor rostro salió del baño, lo que no esperó fue ver a su madre sentada sobre su cama. Parpadea lentamente pero su madre se cruza de brazos.

—¿No tienes nada que contarle a tu madre?—Abby pasa saliva, con toda seguridad le sonríe, quiere transmitir que no está pasando nada.

—Mama¿Que pudiera contarte? Estos dos años ausente los he echado de menos, el trabajo ha sido muy complicado pero logré pedir permiso y acá estoy—la sonrisa que le brinda la mujer alivia a Abby.

—¿Por cuánto tiempo te quedarás, mi vida? Reconozco que cuando mandaste tu documentación ese año y al decirnos que obtuviste una plaza importante en China y en uno de los hospitales Li, fue de orgullo para nosotros, pero de tristeza también—eso a Abby la entristece, recuerda el rostro de cada uno al despedirla, y también el rostro de Dereck, en sus ojos había un destello que no podía descifrar en ese momento—. Ahora que eres una doctora reconocida¿Porqué no buscas un empleo acá?

—No voy a volver a China mamá—a la mujer se le iluminaron los ojos y abrazo con mucho entusiasmo a su hija—. Quiero pasar y compensar todo el tiempo con ustedes, luego buscaré trabajo.

—Tu padre saltará de felicidad, vamos con él, tu postre favorito te espera abajo—la sonrisa de Abby se congeló, su estómago sigue revuelto, no sabe si podrá controlar sus náuseas.

Ambas salen de la habitación de Abby que antes le da un vistazo y no evita sentirse melancólica. Ahora con las hormonas alborotadas y sus emociones cambiantes no sabe aún cómo ocultara esto hasta estar segura. Debe ir con urgencia a una clínica para los análisis correspondiente. Lo que teme es la reacción de sus padres cuando se enteren de su estado.

Su padre a pesar de adorarla como a nadie, sentirá que la han engañado y jugado con ella, querrá saber el nombre del responsable, pero Abby no está dispuesta a mencionarlo ni mucho menos decirle de su estado. Ese bebé en su vientre es suyo, se siente capaz y autosuficiente para sacar adelante sola a su bebé.

—¡Mi pequeña me asusté cuando corriste al baño¿Estas bien?!—su padre la mira con preocupación, eso para Abby la está poniendo terrible. Siente que ha traicionado la confianza que sus padres han puesto en ella, mira con ojos dulces y culpables a su padre y asiente en silencio—. Me alegra tanto oírlo, pero ven acá cuéntanos todo lo que estos dos años han sido de ti.

Abby se sienta con ellos y les cuenta que desde que llegó al hospital se ha sentido muy contenta, ama su trabajo y lo hace más por vocación que por dinero. Su madre puso frente a ella su tiramisú de vainilla,su postre favorito, pero el olor la tiene tan pálida que sonríe disimulando su malestar. Aleja el plato de postre y su madre está muy confundida.

—Lo siento mami, el cambio de país me tiene un poco mareada, no te sientas triste que después lo comeré—su madre asiente pero conoce a su hija, y su intuición de madre le grita que está pasando por algo grave—. Voy a subir a descansar.

—Iré al pueblo por algunas cosas hija¿No deseas algo?—Abby niega con su cabeza—. Dereck vendrá a verte más tarde.

—Esta bien, dormiré un rato—les manda un beso y sube a su habitación, su madre suspira con pesar, ve a su esposo que no se ha dado cuenta que su princesa tiene algo.

—Viejo, estoy preocupada, nuestra Abby tiene algo que no quiere decirnos—su esposo que está alistando su bolso rodante mira su esposa—. Está pálida, y mucho más delgada.

—Vamos mujer yo la veo igual, está cansada del viaje, vas a ver qué descansando volverá a ser la misma—la mujer guarda el tiramisú pero sigue sumida en sus pensamientos—. Dejala tranquila, iré por las compras, ahora que mi princesa esta acá, no escatimare en gastos para consentirla.

C̾a̾u̾t̾i̾v̾o̾ d̾e̾ t̾u̾ C̾u̾e̾r̾p̾o̾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora