Una Señal

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Después de recibir a Akiho como la nueva pediatra, rápidamente se ganó la empatía y admiración de todos el personal del centro de salud. Y es que la joven con su bella sonrisa y mirada angelical se echa al bolsillo a cualquiera rápidamente.

Terada y Shaoran la observan como se lleva tan bien con las técnicas y enfermeras, así como los colegas de las diferentes especialidades.

Sin dejar de sonreír, no evitar mirar a Shaoran, que él con amabilidad le devuelve la sonrisa, la joven se acerca a los dos médicos y entablan conversación.

Terada mira su reloj y con el pretexto de que alguien lo llama se va dejando a los dos médicos solos.

—¿Tiene mucho tiempo trabajando acá doctor Li?—pregunta la joven rompiendo el silencio.

—No, llegué hace poco—responde—. Cuando llegue no logré conocer al pediatra anterior.

—Me dijeron que fue transferido a un hospital de una ciudad a ocho horas de acá—responde—. Cuando se comunicaron conmigo terminaba un contrato de tiempo corto en una clínica.

—Ya veo.

Todos en el salón se dispersan y regresan a sus responsabilidades, Shaoran ve su reloj y ya es hora de empezar la jornada laboral. Pero antes decide llevar a la joven a su consultorio, Terada se olvidó de indicarle.

—Doctora si me lo permite le acompaño a su consultorio, antes de pasar al mío—dice con amabilidad—. Todos se emocionaron con su llegada que lo olvidaron por completo.

Akiho se ríe por lo bajo, él le acompaña en el juego y dejándola pasar primero se retiran a su primer día de trabajo. Ese día la joven está vestida con un conjunto cómodo de dos piezas, un pantalón, y una blusa con decoraciones de sonajas y ositos, encima lleva su bata blanca y su estetoscopio.

Mientras van llegando ella se va familiarizando con cada ambiente del lugar. Shaoran le indica la cafetería, el consultorio de Terada que es el ginecólogo del lugar, la sala de historias, así como la farmacia, el laboratorio y la sala de emergencias.

Al llegar a su consultorio la joven se sorprende y sonríe por ello, le gusta es un sitio acogedor para recibir con cariño a cada niño pero ahora que está ahí, le dará su toque personal y especial.

—Bien doctora, la dejo para que comience a trabajar—le dice.

—¿Puedo llamarte por tu nombre?—pregunta—. No me gustan las formalidades, me gustaría que me llames Akiho.

—En ese caso a mi tampoco, Akiho—le responde—. Te veo después.

Se retira del consultorio y la joven bota un suspiro que ha estado conteniendo desde que lo vio.

Shaoran:

Akiho es una mujer muy hermosa, su llegada ha impactado a todo el centro de salud, no solo por su carisma y sonrisa, también por su profesionalismo.

Unos días antes de su llegada oía como Terada se desvivía hablando maravillas de su persona. Al ser tan joven fue el mejor promedio en toda la universidad en su especialidad. Es por ello que al terminar su tesis, fue tentada por muchos hospitales y clínicas que querían su firma para trabajar con ellos.

Pero decidió optar por trabajar en sitios alejados y ayudar con los pequeños más olvidados por el gobierno. Tomoeda es un pequeño lugar, que carece de muchas cosas, como de un hospital, el único centro de salud que hay acá intenta abastecer a todos, pero a veces se complican las cosas y debemos trasladar en ambulancia a los pacientes hasta Tokio que es dos horas de camino.

A veces es que me da unas ganas inmensas de hacerle caso a mi madre, tomar posesión de lo que me pertenece y ayudar en este lugar con un hospital donde los precios sean módicos. Mucha gente no tiene el privilegio de tener como yo o como otros.

C̾a̾u̾t̾i̾v̾o̾ d̾e̾ t̾u̾ C̾u̾e̾r̾p̾o̾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora