53. HORA DEL PONQUE

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Abro mis ojos pesadamente, me siento adolorido, intento moverme, pero estoy atado a una silla, miro a mi alrededor y estoy como en una fábrica abandonada.


«esto no me puede estar pasando, no a mi »


En eso aparece Dagoberto.


-al fin se despierta el tortolito, por un momento pensé que tocaba echarle agua, -comienza a pasearse alrededor de mi - pero dije: como voy a hacerle eso al hijo de mi ex jefe.


-que es exactamente lo que quieres? -le preguntó, tratando de desatarme, pero es imposible.


-buen punto -dice señalándome -estuve mirando esto -me muestra los papeles que mi padre me encargó que llevara, son las cuentas de la empresa. -asi que supongo que a tu padre no se le dará nada, tener que pagar por su hijo 100.000 millones de dolares.


-mi padre no te dará ni un solo peso -le escupo con rabia -asi es como le pagas, después de que te ayudó.


-lo siento mocoso, pero me están pagando muy bien por esto -dice acercándose, hasta sentir su horrible aliento -y si, tu padre si tendrá que pagar, a menos que quiera que le envíe su hijo en pedacitos, -se aleja - pero claro, eso no lo desido yo, eso lo decide mi jefe -y se va.


-traidor -le grito.


Quedo totalmente solo, o al menos eso creo.


En toda mi vida, jamas me imagine que iba a ser secuestrado, mucho menos en mi cumpleaños numero veinte.


«esto simplemente, es desastroso »


Sigo forcejeando haber si me suelto, pero esta muy apretado, lo único que hago es cortar mis muñecas o al menos eso es lo que siento.


«tengo que salir de aquí, de alguna manera »


Fin de la narración.


Ya son las cuatro de la tarde y esta es la hora que no se que regalarle a Deimond, y no se que excusa inventarme para no ir, no me imaginó en medio de ese poconon de gente de la alta sociedad, porque para nadie es un secreto que Deimond es de familia adinerada.


Le dije a Erick que iría, porque el no aceptaría un no como respuesta, pero ahora no se que hacer.


«y si me hago la enferma? no, eso seria decir mentiras »


«entonces que hago? »


Me rasco la cabeza desesperada, esto es muy confuso, no quiero ir, pero tengo el presentimiento de que me harán ir.

MI AMOR PLATONICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora