104. EN LA IRA DEL HOMBRE, NO MORA LA JUSTICIA DE DIOS

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Voy en la moto directo a mi apartamento.


Paro en un semáforo y espero a que cambie de color, cuando cambia, sigo avanzando detrás de las motos que están mas adelante de mi.


Pero cuando ya voy a llegar el semáforo cambia, haciendo que vuelva a detenerme.


Mató tiempo jugando con las llaves de la moto, como lo hacia Jak.


El solo hecho de recordar su sonrisa, me hace suspirar, luego recuerdo lo que los pastores me preguntaron y hace que me confunda.


De pronto las llaves caen de mis manos.


No soy tan agil como él Hr Jak.


Me agacho, las recojo y vuelvo a levantame mirando el semáforo.


Pero sin querer miro mis espejos y es cuando lo veo.


«el audi negro »


No, no puede ser.


Seguro es uno parecido.


Esta a dos carros detrás de mi.


Veo como las puertas se abren.


No se porque pero comienzo a temblar de los nervios.


-acaso estas loca -me grita una voz familiar.


Es Nina.


Me giro hacia la derecha y la veo.


Va en una linda limusina.


Me mira con disgusto -como se te ocurre ponerte a jugar con las llaves en plena vía -me regaña como si fuera mi madre o algo así-acaso no sabes que el semáforo puede cambiar en cualquier momento.


-tampoco es necesario que me regañes en plena vía. -le respondo.


El semáforo cambia.


Avanzamos.


Buscó por el espejo al audi negro, pero ha desaparecido.


MI AMOR PLATONICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora