79. ¿DONDE ESTA EMILY?

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Me encuentro sentada en el sofá de Nina, este es el segundo día que sigo aquí, no me e conectado a internet para no confundirme mas, pero me siento desbastada, esta situación me a afectado mucho, aun no asimilo lo de Jak, no he cesado de pedirle a Dios que lo guarde y que quede bien de ese disparo.


Miro la hora en el reloj que hay en la pared, ya va hacer mediodía, no puedo quedarme aquí sentada, viendo como la vida sigue, tengo que hacer algo, aunque en realidad, lo único que quiero es ver a Jak.


«Dios mio, por favor, necesitó tu ayuda, para sacarlo de mi cabeza, siento que este sentimiento me esta haciendo daño»


-no piensas comer? -dice Nina al ver que no he probado el desayuno.


Pego un pequeño brinco, no vi a que horas se paro a mi lado, así que me sorprendí, la miro y me esta mirando con una mirada inquisitiva, como diciendo: comete el desayuno.


-no, en realidad no tengo mucha hambre, además ya me tengo que ir -digo poniéndome de pie -tengo el apartamento patas arriba.


-ok, pero prometeme que no vas a estar llorando por Jak, ya es suficiente, te quedaras sin ojos si lo haces. -dice poniendo sus manos en la cintura.


-de acuerdo lo haré -dije abrazándola -gracias por todo, eres una gran amiga.


Le di un beso en su mejilla y me fui.


Iba en la moto, sin rumbo fijo, mi mente era un desastre, tenia un poco de cosas aterradoras en ella.


«que le habrá pasado?, que tal halla muerto, tal ves nunca mas lo oire tocar piano, mucho menos cantar»


«suficiente»


Grite mentalmente, disipando todos esos pensamientos malos, él esta bien, tiene que estarlo, estoy segura, aunque mi mente diga lo contrario.


Comienzan a venir los recuerdos, desde que lo conocí, como me ruborizó cuando lo veo, como por veces se porta tan amable conmigo, también recuerdo el reto tan terrible que tuve para poder entrar en la alabanza, no se porque, pero el solo hecho de recordarlo, me saca una sonrisa, cada ves que llegaba, por mas que me esforzara, siempre llegaba tarde. Pero finalmente logre entrar y ello fue un logro muy importante para mi.


Saber que tengo el privilegio de servir en la alabanza, es algo invaluable, pero ahí estoy sirviéndole a mi Señor.


Me doy cuenta que con él aprendí muchas cosas, una de ellas, fue la disciplina, y aprender a valorar el servicio a Dios, pero recuerdo que ya no esta y eso hace que mi corazón se apriete dentro de mi pecho por el dolor.

MI AMOR PLATONICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora