72. LA CALMA ANTES DE LA TORMENTA

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Mi mirada estaba puesta en ella sin desviarse.


Había momentos en que se sonrojaba, otras veces ponía su mirada en la quinceañera que ya había entrado y estaba sentada en su pequeño trono, pero cuando su mirada se encontraba con la mía, la desviaba inmediatamente, habían veces que sus zapatillas resultaban mas interesantes que yo, que estaba al frente, eso me hace sonreír un poco.


-también tenemos a los jóvenes de la calle de honor que le van a dar unas palabras a la quinceañera -dice el pastor, sacandome de mis pensamientos.


Todos giran su mirada hacia nosotros.


«entiendo, nosotros somos la primer pareja en dar las palabras »


Miro a Emily y tiene sus mejillas rojas, con un rojo encendido, si no es porque se quien es, diría que usa rubor.


Me acerco a ella y le ofrezco mi brazo, ella tarda unos segundos, para darse por entendida, y rodear mi brazo con el suyo.


Comenzamos a caminar nuevamente al compás de la música hasta llegar frente a la quinceañera.


Emily le entrega la rosa y le da un abrazo, yo abro la biblia.


-proverbios 20:18 los pensamientos con el consejo se ordenan; y con dirección sabia se hace la guerra -leo y fijo mi mirada en la quinceañera -si aceptas el consejo podrás llegar muy lejos, y si te diriges sabiamente ganaras la guerra o de lo contrario preparate para ser una perdedora más. -dicho esto vuelvo con Emily a nuestros lugares.


Así sucesivamente fueron pasando todos, luego de entregar las zapatillas, la corona, el anillo, y no se que más, creo que eso fue todo, la verdad es que no soy amante a los quince. Aquí entre nos, son los primeros quince a los que asisto, la verdad es que no pensaba venir, pero aquí estoy.


Luego de la ceremonia, comenzó la repartición de comida, yo me senté en una mesa lejana, no estoy de ánimos para entablar conversaciones.


Busco con mi mirada a Fares y lo encuentro parado en donde están los bocadillos, su mirada esta aparentemente fija en ellos pero ambos sabemos que sus pensamientos están lejos de aquí.


El percibe mi mirada y levanta su cabeza para mirarme, al ver que no le hago ningún gesto, vuelve su vista a los bocadillos.


Giro mi mirada y por desgracia me encuentro con la mirada de Elisa, que me mira con una sonrisa de oreja a oreja y se dirige hacia mi, caminando con su mejor estilo como si eso me fuera a impactar a mi.


-hola Hr Jak -dice con un tono engreído -que gusto me da verlo -se va acomodando en mi

MI AMOR PLATONICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora