35. QUE TRISTE VIVIR SIN DIOS

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Me encontraba frente a la computadora y ya los ojos se me cerraban del sueño y las cuentas de la empresa no me cuadraban, faltaba dinero, por mas que contara y mirara los ingresos, siempre salia la misma cuenta, así que no me quedo otra opción que llamar a mi abuela, ella controla muchas cosas en la empresa, por ser mi tutora, asi que ella debe de saberlo.


-hola cariño - dice mi abuela bostezando ya que son las tres de la madrugada.


«no era mi intención despertarla, pero si no soluciono esas cuentas no voy a estar tranquilo »


-hola abue, lamento molestarla, pero me encuentro haciendo unas cuentas y no me dan.

- tal vez contaste mal - dice mi abuela, sin prestarle mucha importancia.

-ya perdí la cuenta de tantas veces que he contado.


Mi abuela se queda pensativa por unos momentos.


-ahora comprendo - dice mi abuela. - la semana pasada me hice hacer la cirugía plastica del rostro y en vez de pasar mi tarjeta de crédito, pase la de la empresa.

-y tu cirugía valió 25 millones de pesos? - le preguntó.

- exacto hijo, que buen calculador eres, no te preocupes lo reembolsare.

- tranquila abue, solo que otro día me notificas para no tener que desvelarme .


«ahora si voy a poder dormir tranquilo, o al menos eso creo ».


Luego de echarle seguro a mi cuarto y de restringir la entrada por esa ala de la mansión, me dirigo a donde estan todos.


Veo como todo el mundo baila como locos, incluso gente que no invite esta aquí, todo es un caos, hay botellas tiradas por todo lado y no falta el que ya se ha emborrachado.


Miro a Erick parado en las escaleras, gritandome algo, pero no lo oigo.


- que? - le grito lo mas que puedo.


El sigue hablando, pero no le oigo, le hago señas para que se acerqué.


- no te parece que la música, esta muy alta -me dice, cuando esta frente a mi.


Comienzo a caminar entre la multitud, todos se hacen aún lado, y el que no se corre lo empujó, llego hasta el sonido y le subo el resto de volumen que le falta.


- así esta mejor? - le grito a Erick.


Supongo que no me oyó, pero al menos entendió mis labios porque nego con la cabeza.


MI AMOR PLATONICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora