90. QUISIERA SIEMPRE ESTAR PARA ELLA

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Todo mi cuerpo empezó a temblar, si no es por una mesa habría caído de espaldas.


En mi bolso había una tarántula ( una araña gigante y peluda ).


Todos me miraban atónitos por mis gritos, tal vez creyeron que estaba loca, mi mirada va hacia el profesor el cual me mira con el ceño fruncido.


-que pasa señorita? -pregunta

alarmado.

-una...una -digo sin poder controlar la respiración -araña.


En eso escucho unas risitas en la puerta, miro y son los J5.


-yaaaa -dice Deimond riéndose -deja el drama, solo es una araña de peluche.


Yo lo fulminó con la mirada, mientras que el resto no paran de reír, por poco me matan del susto, pero a ellos eso les divierte demasiado.


Comienzo a respirar de manera pesada pero no es de susto sino de rabia.


-eso es por haber atentado contra la integridad de mi hamburguesa -dice Deimond.


No lo puedo creer, todo esto solo por morder una hamburguesa, ahora si que me saco de quicio.


Me olvido de todos los que me están mirando, ahora solo existe Deimond y yo.


Deimond se percata de la mirada asesina que le estoy dando y comienza a dar pasos hacia atrás.


-vamos Emi -dice poniendo sus manos en alto -no es cosa del otro mundo para que te enfades tanto.


-por poco me matas del susto -le digo respirando con dificultad -y dices que no es para tanto.


-lo siento -dice con indiferencia -pero tu empezas....


No lo dejo terminar de hablar, porque me abalanzo sobre él, me hizo quedar en vergüenza delante de todos, esto no se va a quedar así.


Deimond al ver que me le abalanzo, me esquiva y sale corriendo como un adolescente en plena huida, y yo tampoco me quedó atrás porque hago lo mismo.


Corro con todas mis fuerzas para darle alcancé, pero el es muy rápido, al final lo pierdo en un pasillo, me agacho poniendo mis manos en las rodillas para tomar aire.


Parezco una chiquilla persiguiéndolo, pero cuando recuerdo lo que hizo me da tanta rabia que quiero alcanzarlo, pero no le voy a poner cuidado, yo tengo dignidad y soy una persona madura, me enderezco ante la mirada espectante de muchos que se salieron de los salones para ver la escena, me doy vuelta y comienzo a caminar hacia mi salón.

MI AMOR PLATONICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora