80. QUE ALIVIO

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Que feo es cuando pones la mirada en alguien inalcanzable, y peor cuando ese alguien se esta muriendo.


«bueno, ese no es el caso de Jak»


«que se supone que haga con su saco, si muere? »


Esto no me puede estar pasando, ya estoy pensando incoherencias, habiendo cosas mas importantes en que pensar, y yo solo pienso en su saco.


En estos momento me encuentro sentada en una banca de un pequeño parque, jamas había estado aquí, pero a pesar de ser diminuto, es muy lindo y acogedor, esta lleno de arboles diminutos y juegos, hay unos pocos niños jugando, se ven felices, es como si solo vivieran el momento.


Me llama la atención una niña en especial, esta subida en un columpio, sus pies no tocan el suelo y tiene miedo de bajarse, lo puedo contemplar en sus ojitos, a pesar de estar lejos, puedo verla bien.


Quise pararme de la banca para ir a ayudarle, pero en eso un niño corre a su rescate.


«al parecer, no era la única que la observaba»


-no te muevas -le dice el niño, con tono amable, mientras se le acerca.


-no me toques -dice la niña, cuando el va a intentar bajarla.


-solo quiero ayudarte -dice el niño, intentando otra ves bajarla.


Ella lo detiene -si lo haces, le dire a mamá que me has tocado.


En eso llega la madre, que por cierto no se de donde salió, y baja a la niña del columpio.


«problema arreglado »


Sin embargo, ver a esos niños, hizo que vinieran algunos recuerdos borrosos de mi infancia a mi mente.


Recuerdo que estábamos en la playa, creo que en esos días papá tenia un buen trabajo, porque si no estoy mal, eran unas vacaciones.


Yo no me cambiaba por nadie, estaba muy feliz, era la niña mas feliz del mundo, a pesar de que no tenia muchos amigos, o mejor dicho estaba sola como niña, eso no impedia, que corriera por toda la playa, gritando y bañándome, se sentía tan bien, recuerdo que papá no me quitaba la mirada de encima y mamá estaba muy asustada de que me comiera un tiburón, reía ante sus imaginaciones.


No se como paso, pero ellos me descuidaron por un segundo y yo me perdí de su vista.


Un extraño se acerco a mi, el no estaba vestido como papá, el llevaba un traje y tenía gafas oscuras.

MI AMOR PLATONICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora