•[𝟒 𝟓]•

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Ya habiendo conversado con Petunia, Isabel ingresa al carro de Fleamont, donde encuentra a Harry recibiendo las atenciones que en sus escasos seis años le fue quitado. Remus y Fleamont ojean a la morena que no ha dicho nada acerca de la conversación con la hermana de Lily.

—¿Le has dicho? —Pregunta Remus. La mujer se mantiene en silencio. Remus, quien la conoce - para su desgracia - no puede decir que su silencio es una afirmación o negación, empero, puede decir que aquella conversación no fue de la más placentera para ambas mujeres.

—Vamos a tener que llevarte primero a comprarte ropa, tía culiá que te tocó... mira que obligarlo a usar ropa vieja del manteca ese ... agh, le quiero pegar.

—Calma Sissi — Le pide su marido, dando su atención a Harry.—, lo vas a asustar.

— Que me tema, así sepa como es mi caracter. Yegua conchetumare, culiá come avena, desnutrida malintencionada.

Fleamont enciende el auto para mitigar la ira de su sobrina y el vehículo hace temblar el interior, y en instantes salen de privet drive. Isabel pide que viajen rápido y el señor Potter no queriendo asustar a su nieto le pregunta:

—¿Que te parece si nadamos en el cielo? — Harry, que quiere ver más magia, asiente emocionado. Fleamont activa la barrera de insivibilidad, alzándose poco a poco en el despejado atardecer. Harry sin perderse el más minino detalle acerca su rostro a la ventana, casi chocando con la nariz e Isabel queriendo sentir el aire abre la ventana lo suficiente para que el niño pueda sacar su cabeza sentir la brisa en su rostro. Posiblemente ninguno de los adultos entiendan, pero Harry nunca había saboreado una libertad tan exquisita y refrescante.

Al llegar, Isabel lleva al muchacho a la casa de al lado, y mientras caminan, le advierte a Harry que debe tener cuidado con la gente, puesto que no toda la gente es buena, al igual que sus tíos, y el muchacho comprende a qué se refiere. Ya fuera del hogar de los Dursley, Harry tendría más libertad pero crecería la gente inescrupulosa que trataría de entablar una amistad poco honesto con él.

Isabel abre la puerta y deja pasar a Harry, encontrándose con un hombre de cabellos negros bebiendo un jugo y quejarse que no sea whisky de fuego. Entra una mujer de una puerta, tiene un cabello carmín, y al traspasar la luz ésta muestra otro color, un naranjal que le recuerda al fuego salvaje que ve en las películas, que se agita a su voluntad. Ella regaña al hombre y tienen una pequeña discusión.

— Oigan — Espeta Isabel —, llegamos apenas unos segundos... ¿y ya van a pelear frente al chico?

Tanto el hombre como la mujer se percatan de los nuevos allegados. Ella lentamente se aproxima al niño y éste nota que es una mujer muy guapa. De unos ojos verde brillante... — «Sus ojos son como los míos», piensa Harry—, acercándose un poco más. Entonces nota que ella llora, sonriendo y llorando al mismo tiempo. Le sonríe y le 

agita la mano. Harry levanta una mano y siente que el aire que pesa.

—¿Mamá? — Susurra, sintiendo un nudo en su garganta. Ella asiente al no poder hablar, sollozando por ver a su hijo en mal estado. Él era de mejillas rosadas e infladas, al igual que su cuerpo. Sin embargo, el Harry de ahora es delgado, demasiado pálido y su ropa holgada y vieja le hace lucir como un niño saliendo del peor orfanato de Inglaterra.

¿Este era el precio de protegerlo? ¿Esta era el sacrificio de mantenerlo a salvo? ¿Dejar que su hermana lo tratase como un sirviente a cambio de sobrevivir?

—Mi niño ¿Que te han hecho? — Madre e hijo lloran al encontrase nuevamente después de cinco años, Lily le besa desde las mejillas hasta los párpados, continuando por sus manos y cabello. Deseando no separase de su hijo ni aunque tenga cuarenta años, para darle todo el amor que su propia hermana no supo darle.

QUANTUM SALTUS: HOGWARTS [1976 - presente] (aka "Latinas en Hogwarts")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora