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Harry y Ron hablan sobre el deporte mágico de los magos: Quidditch; la posición de los jugadores, sus nombres, las distintas formas de las pelotas que se usan en el juego, la cancha, grupos de equipos de distintos países con sus distintas hazañas, mejores jugadores. Cuando Ron está por decir sobre su equipo favorito, otra vez se abre la puerta del compartimiento, pero esta vez no es Neville, el chico sin sapo, ni la chica de cabello enmarañado, Hermione Granger.

Entran tres muchachos, y Harry reconoce de inmediato al del medio: es el chico pálido de la tienda de túnicas de Madame Malkin. Mira a Harry con mucho más interés que el que había demostrado en el callejón Diagon.

—¿Es verdad? —pregunta—. Por todo el tren están diciendo que Harry Potter está en este compartimento. Así que eres tú, ¿no?

—Sí —responde Harry. Observa a los otros muchachos. Ambos son corpulentos y parecen muy vulgares. Situados a ambos lados del chico pálido, parecen guardaespaldas.

—Oh, éste es Crabbe y éste Goyle — dice el muchacho pálido con despreocupación, al darse cuenta de que Harry los mira—. Y mi nombre es Malfoy, Draco Malfoy.

Ron deja escapar una débil tos, que podría estar ocultando una risita.

—Draco (dragón) —Malfoy lo mira.

—Te parece que mi nombre es divertido, ¿no? No necesito preguntarte quién eres. Mi padre me dijo que todos los Weasley son pelirrojos, con pecas y más hijos que los que pueden mantener. —Se vuelve hacia Harry. —Muy pronto descubrirás que algunas familias de magos son mucho mejores que otras, Potter. No querrás hacerte amigo de los de la clase indebida. Yo puedo ayudarte en eso.

Extiende la mano, para estrechar la de Harry; pero Harry no la acepta.

—Creo que puedo darme cuenta solo de cuáles son los indebidos, gracias —. responde con frialdad. Draco Malfoy no se ruboriza, pero un tono rosado aparece en sus pálidas mejillas.

—Yo tendría cuidado, si fuera tú, Potter — dice con calma—. A menos que seas un poco más amable, vas a ir por el mismo camino que tu padre. Él tampoco sabía lo que era bueno para él. Tú sigue con gentuza como los Weasley, y ese Hagrid, y terminarás como él.

Harry y Ron se levantan al mismo tiempo. El rostro de Ron estaba tan rojo como su pelo.

—Repite eso —amenaza.

—Oh, vas a pelear con nosotros, ¿eh? —se burla Malfoy.

—Si no se van ahora mismo... — responde Harry, con más valor que sentía, porque Crabbe y Goyle son mucho más fuertes que él y Ron.

—Pero nosotros no tenemos ganas de irnos, ¿no es cierto, muchachos? Nos hemos comido todo lo que llevábamos y parece que todavía tienen algo.

— ¿Algún problema? — Malfoy se gira y nota que Crabble y Goyle están en el suelo e inconcientes, y a su frente yace Antares que sonríe amablemente, como si encontrase a aquellos niños de primero inconscientes como lo más normal del mundo. Malfoy con resentimiento empero con temblor en la voz le pregunta:

— ¿Porqué demonios tú estás aquí? — Antes que Harry le preguntase a Malfoy de donde conoce a su primo, Antares con una mueca pregunta:

— Se te olvidaron tus modales "monstruito"? — Malfoy abre los ojos al oír aquel apodo. Harry y Ron se miran mientras la rata blanca está dentro de una caja de dulces. — ¿O quieres que te haga el castigo que impone mi amá cuando los niños se portan mal?

Malfoy se le eriza la piel al recordar el anterior castigo de Isabel, sabe que si ella se entera que a ocasionado problemas le hará un castigo peor. Antares viendo el miedo del pálido chico en sus ojos, saca su varita y apuntando a los inconcientes chicos un chorro de agua sale de la punta de ésta, despertándolos en el momento.

QUANTUM SALTUS: HOGWARTS [1976 - presente] (aka "Latinas en Hogwarts")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora