•[𝟕 𝟑]•

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Los chicos ya en el bar se encuentran con el señor weasley y la señora Weasley, cargada con compras y seguida por los gemelos Fred y George, que van a empezar quinto curso en Hogwarts, Percy, último Premio Anual, y Ginny, la menor de los Weasley. Ginny, que siempre se ha sentido un poco cohibida en presencia de Harry, parece aún más tímida de lo normal. Tal vez porque él le había salvado la vida en Hogwarts durante el último curso. Se torna colorada y murmura «hola» sin mirarlo. Percy, sin embargo, le tiende la mano de manera solemne, como si él y Harry no se hubieran visto nunca, y le dijo:

—Es un placer verte, Harry.

—Hola, Percy —contesta Harry, tratando de contener la risa.

—Espero que estés bien — comenta Percy ceremoniosamente, estrechándole la mano. Era como ser presentado al alcalde.

—Muy bien, gracias...

—¡Harry! — grita Fred, quitando a Percy de en medio de un codazo, y haciendo ante él una profunda reverencia—. Es estupendo verte, chico...

—Maravilloso — le sigue George, haciendo a un lado a Fred y cogiéndole la mano a Harry—. Sencillamente increíble. —Percy frunce el entrecejo.

—Ya vale — dice la señora Weasley.

—¡Mamá! — responde Fred, como si acabara de verla, y también le estrecha la mano—. Esto es fabuloso...

—He dicho que ya vale — regaña la señora Weasley, depositando sus compras sobre una silla vacía—. Hola, Harry, cariño. Supongo que has oído ya todas nuestras emocionantes noticias. —Señala la insignia de plata recién estrenada que brillaba en el pecho de Percy—. El segundo Premio Anual de la familia — dice rebosante de orgullo.

—Y último — comenta Fred en un susurro.

—De eso no me cabe ninguna duda — responde la señora Weasley, frunciendo de repente el entrecejo—. Ya me he dado cuenta de que no os han hecho prefectos.

—¿Para qué queremos ser prefectos? — comenta George, a quien la sola idea parecía repugnarle—. Le quitaría a la vida su lado divertido. —Ginny se ríe.

—¿Quieres hacer el favor de darle a tu hermana mejor ejemplo? — le regaña cortante la señora Weasley.

—Ginny tiene otros hermanos para que le den buen ejemplo —responde Percy con altivez—. Voy a cambiarme para la cena... — Se fue y George dio un suspiro.

—Intentamos encerrarlo en una pirámide —le comenta a Harry—, pero mi madre nos descubrió... En fin ¿Has visto a tu primo?

—¿Cómo iremos a King’s Cross mañana, papá? —pregunta Fred en el momento en que prueban un suculento pudín de chocolate

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—¿Cómo iremos a King’s Cross mañana, papá? —pregunta Fred en el momento en que prueban un suculento pudín de chocolate.

—El Ministerio pone a nuestra disposición un par de coches —responde el señor Weasley. Todos lo miran.

—¿Por qué? —pregunta Percy con curiosidad.

—Por ti, Percy — dice George muy serio—. Y pondrán banderitas en el capó, con las iniciales «P. A.» en ellas...

—Por «Presumido del Año» —termina Fred. Todos, salvo Percy y la señora Weasley, sueltan una carcajada.

—¿Por qué nos proporciona coches el Ministerio, padre? —pregunta Percy con voz de circunstancias.

—Bueno, como ya no tenemos coche, me hacen ese favor; dado que soy funcionario. — Lo comenta sin darle importancia, pero Harry nota que las orejas se le han puesto coloradas, como las de Ron cuando se azora.

—Menos mal —dice la señora Weasley con voz firme—. ¿Se dan cuenta de la cantidad de equipaje que llevan entre unos y otros? Qué buena estampa harán en el metro muggle... Lo tienen ya todo listo, ¿verdad?

—Ron no ha metido aún las cosas nuevas en el baúl — dice Percy con tono de resignación—. Las ha dejado todas encima de mi cama.

Ron al subir por pedido de la señora Weasley mira a Percy con cara de pocos amigos. Después de la cena todos se sienten algo pesados y adormilados. Uno por uno fueron subiendo, sin embargo, Harry oye unos susurros y tarda un segundo en reconocer que eran las de los padres de Ron. Se queda dudando, porque no quiere que ellos se den cuenta de que los ha oído discutiendo, y el sonido de su propio nombre le hizo detenerse y acercarse a la puerta del comedor.

—No tiene ningún sentido ocultárselo —dice acaloradamente el señor Weasley—. Harry tiene derecho a saberlo. He intentado decírselo a Fudge, pero se empeña en tratar a Harry como a un niño. Tiene trece años y...

—¡Arthur, la verdad le aterrorizaría! —responde la señora Weasley en voz muy alta—. ¿Quieres de verdad enviar a Harry al colegio con esa espada de Damocles? ¡Por Dios, está muy tranquilo sin saber nada!

—No quiero asustarlo, ¡quiero prevenirlo! —contesta el señor Weasley—. Ya sabes cómo son Harry y Ron, que se escapan por ahí. Se han internado en el bosque prohibido dos veces. ¡Pero Harry no debe hacer lo mismo en este curso! ¡Cada vez que pienso lo que podía haberle sucedido la otra noche, cuando se escapó de casa...! Si el autobús noctámbulo no lo hubiera recogido, me juego lo que sea a que el Ministerio lo hubiera encontrado muerto.

—Pero no está muerto, está bien, así que ¿de qué sirve...?

—Molly: dicen que Peter Pettigrew está loco, y quizá lo esté, pero fue lo bastante inteligente para escapar de Azkaban, y se supone que eso es imposible. Han pasado tres semanas y no le han visto el pelo. Y me da igual todo lo que declara Fudge a El Profeta: no estamos más cerca de pillarlo que de inventar varitas mágicas que hagan los hechizos solas. Lo único que sabemos con seguridad es que él va detrás...

—Pero Harry estará a salvo en Hogwarts.

— Harry se aterrorizaría al enterarse de la verdad. — Pero Harry estaba completamente de acuerdo con la señora Weasley en que el lugar más seguro de la Tierra era aquel en que estuviera Albus Dumbledore. ¿No decía siempre la gente que Dumbledore era la única persona que había inspirado miedo a lord Voldemort? ¿No le daría a Pettigrew, siendo la mano derecha de Voldemort, tanto miedo como a éste? Y además están los guardias de Azkaban, de los que habla todo el mundo. La mayoría de las personas les tienen un miedo irracional, y si estan apostados alrededor del colegio, las posibilidades de que Pettigrew pudiera entrar parecían muy escasas. No, en realidad, lo que más preocupa a Harry era que ya no tiene ninguna posibilidad de que le permitieran visitar Hogsmeade.

Nadie querría dejarle abandonar la seguridad del castillo hasta que atrapen a Pettigrew; de hecho, Harry sospecha que vigilarán cada uno de sus movimientos hasta que hubiera pasado el peligro.

Ya en su habitación Harry arruga el ceño mirando al oscuro techo. ¿Creían que no era capaz de cuidar de sí mismo? Había escapado tres veces de lord Voldemort. No era un completo inútil... Sin querer; le vino a la mente la silueta que había visto entre las sombras en la calle Magnolia. Qué hacer cuando sabes que se acerca lo peor...

—No me van a matar —dice Harry en voz alta.

—Así me gusta, amigo —contesta el espejo con voz soñolienta.

QUANTUM SALTUS: HOGWARTS [1976 - presente] (aka "Latinas en Hogwarts")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora