Al pasar los días, Harry empieza a buscar con más ahínco a Ron y a Hermione. Por aquellos días llegan al callejón Diagon muchos alumnos de Hogwarts, ya que falta poco para el comienzo del curso. Harry se encuentra a Seamus Finnigan y a Dean Thomas, compañeros de Gryffindor; en la tienda Artículos de Calidad para el Juego del Quidditch, donde también ellos se comen con los ojos la Saeta de Fuego; se tropieza también, en la puerta de Flourish y Blotts, con el verdadero Neville Longbottom, un muchacho despistado de cara redonda. Harry no se detuvo para charlar; Neville parece haber perdido la lista de los libros, y su abuela, que tiene un aspecto temible, le está riñendo.
Harry desea que ella nunca se enterara de que él se había hecho pasar por su nieto cuando intentaba escapar del Ministerio de Magia. Harry despertó el último día de vacaciones pensando en que vería a Ron y a Hermione al día siguiente, en el expreso de Hogwarts. Se levantó, se vistió, fue a contemplar por última vez la Saeta de Fuego, y se estaba preguntando dónde comería.—¡Harry! ¡HARRY! — gira su cabeza.
Allí están los dos, sentados en la terraza de la heladería Florean Fortescue. Ron, más pecoso que nunca; Hermione, muy morena; y los dos le llaman la atención con la mano.
—¡Por fin! — dice Ron, sonriendo a Harry de oreja a oreja cuando éste se sienta—. Hemos estado en el Caldero Chorreante, pero nos dijeron que habías salido, y luego hemos ido a Flourish y Blotts, y al establecimiento de la señora Malkin, y...
—Compré la semana pasada todo el material escolar. ¿Y cómo se enteraron de que me alojo en el Caldero Chorreante?
Ron asegura que fue su padre. El señor Weasley, que trabaja en el Ministerio de Magia, ya habrá oído toda la historia de lo que le ha ocurrido a tía Marge. Aunque Ron está riendo sin parar, Hermione con severidad, comenta que fue un milagro que no esté expulsado.
—¿Y tu tía Harry? — pregunta Hermione. Harry ha de suponer que para Hermione le es extraño que su tía no estuviese con él en este suceso.
— Me estuvo visitando estos días con mis primos, ya que al estar bajo el cuidado de mis tíos, ella no debe tener contacto conmigo.
—¿tu primo? — dice Hermione algo azorada.
— pero no estas con ellos— responde Ron, ignorando la anterior pregunta.
— Pues según las «leyes inservibles » como dice tia sissi, se aplica si ellos no están. Puesto que mis tíos no estaban para cuidarme, el ministerio de magia se volvió un tutor de corto tiempo.
Aunque oyó a su tia murmurar sobre que "él" debió estar metido en esto.
— De cualquier manera, si quieres preguntarle algo a mi padre puedes hacerlo esta tarde. ¡Esta noche nos alojamos también en el Caldero Chorreante! Mañana podrás venir con nosotros a King’s Cross. ¡Ah, y Hermione también se aleja allí! —La muchacha asiente con la cabeza, sonriendo.
—Mis padres me han traído esta mañana, con todas mis cosas del colegio.
—¡Estupendo! —dice Harry, muy contento—. ¿Han comprado ya todos los libros y el material para el próximo curso?
—Mira esto —dice Ron, sacando de una mochila una caja delgada y alargada, y abriéndola—: una varita mágica nueva. Treinta y cinco centímetros, madera de sauce, con un pelo de cola de unicornio. Y tenemos todos los libros. —Señala una mochila grande que hay debajo de su silla—. ¿Y qué te parecen los libros monstruosos? El librero casi se echó a llorar cuando le dijimos que queríamos dos.
Luego, Harry le pregunta a Hermione el porqué tantos libros; no una, sino tres mochilas repletas hay a su lado, en una silla.
A lo que responde que estará en más clases que todo el alumnado de tercer año, asombrando a sus amigos.—Ahí hay una tienda de animales mágicos —dice Harry a Ron, ya que scabbers está demasiado delgado y con mustias en los bigotes. — Puedes mirar a ver si tienen algo para Scabbers. Y Hermione se puede comprar una lechuza.
Así que pagaron los helados, cruzaron la calle para ir a la tienda de animales.
Al salir de una tienda, tanto Harry como Ron notan que Hermione no lleva ninguna lechuza: lleva firmemente agarrado un enorme gato de color canela.
—¿Has comprado ese monstruo? —pregunta Ron pasmado. Aquel gato había atacado a la rata scabbers hace menos de diez minutos.
—Es precioso, ¿verdad? —pregunta Hermione, rebosante de alegría.
«Sobre gustos no hay nada escrito», piensa Harry. El pelaje canela del gato era espeso, suave y esponjoso, pero el animal tenía las piernas combadas y una cara de mal genio extrañamente aplastada, como si hubiera chocado de cara contra un tabique. Sin embargo, en aquel momento en que Scabbers no estaba a la vista, el gato ronroneaba suavemente, feliz en los brazos de Hermione.
—¡Hermione, ese ser casi me deja sin pelo!
—No lo hizo a propósito, ¿verdad, Crookshanks? —dice Hermione.
—¿Y qué pasa con Scabbers? —pregunta Ron, señalando el bolsillo que tenía a la altura del pecho—. ¡Necesita descanso y tranquilidad! ¿Cómo va a tenerlos con ese ser cerca?
—Eso me recuerda que te olvidaste el tónico para ratas —dice Hermione, entregándole a Ron la botellita roja—. Y deja de preocuparte. Crookshanks dormirá en mi dormitorio y Scabbers en el tuyo, ¿qué problema hay? El pobre Crookshanks... La bruja me dijo que llevaba una eternidad en la tienda. Nadie lo quería.
—Me pregunto por qué —responde Ron sarcásticamente, mientras emprenden el camino hacia el Caldero Chorreante.
Hola! Me despidieron del trabajo!! Yay!
No me gustaba estar más tiempo allí. Ahora, a casa platita papá
ESTÁS LEYENDO
QUANTUM SALTUS: HOGWARTS [1976 - presente] (aka "Latinas en Hogwarts")
Fanfiction" ℂ𝕦𝕒𝕟𝕥𝕦𝕞 𝕊𝕒𝕝𝕥𝕦𝕤" 𝒂𝒌𝒂 " 𝕝𝕒𝕥𝕚𝕟𝕒𝕤 𝕖𝕟 ℍ𝕠𝕘𝕨𝕒𝕣𝕥𝕤" En una fecha sin importancia, dos muchachas conciben el cambio de sus vidas de manera "mágicamente" (nótese el sarcasmo) al dentrarse sin explicación a un libro de Harry Pot...