Segundo año de Harry.
2 de Julio, 1992.
El niño que vivió está en el jardín con su tía Petunia, recogiendo las malezas y ordenando los tétricos gnomos de acuerdo a su tamaño.
Mientras recibe el UVA del sol en la nuca, recuerda el cómo su madre lo había enviado a la casa de los Dursleys previamente. Creía que era por una semana, como lo había dicho su tía, pero en realidad era por todo un mes.
Un mes.
Al parecer, su madre no quería que el muchacho estuviese tanto tiempo en el mundo mágico y a pesar de las disputas con Isabel, Lily no dio su brazo a torcer.
Por lo cual, el famoso Harry Potter, se convierte lentamente en el elfo doméstico de los Dursley.
— ¡Muchacho!
— Me llamo Harry. — Corrige fríamente, haciendo que su tío tiemble. Petunia se había ido a preparar jugo. Lo bueno de estar conviviendo entre Slytherins (Antares, Regulus e Isabel) a aprendido a defenderse contra sus tíos, y, además, ellos no saben que está prohibido hacer magia en casa. Vernon se aclara la garganta y aguantándose las ganas de gritarle el niño, comenta:
— Harry... hay que podar el pasto.
—Tío Vernon, no puedo hacerlo — Harry controla su risa al verle una vena alzarse en el regordete cuello de Vernon, pero desaparece cuando Harry continúa: —, debo arreglarme para ver a Sissi y a Sirius... ya sabes... mis padrinos.
A Vernon le tiembla el bigote debido al miedo, y Harry sabe el por qué.
Desde que se fue del hogar de los Dursley, Isabel ha mantenido una amenaza a la hermana de Lily, y Sirius viene de vez en cuando a verlo, sin importarle las opiniones de ellos y con su altura y carácter ayuda a mermar a Vernon. La amenaza de Isabel y la prescencia de Sirius evita que Harry sufra algún tipo de daño físico o emocional. Pero no evita que él ayude en las tareas domésticas.
Amenazar a un muggle corre un riesgo muy alto para un mago, y atacar a uno es una vida entera en Azkaban. Isabel de alguna manera siempre se las arreglado de estar en disputas con otros humanos, sean magos o muggles pero sale impune. Sentía que su tía tenía algún tipo de ángel guardián, y él una vez le comenta sobre eso, a lo que ella se ríe y sombríamente le responde: «Más bien sería un tipo de demonio».
Harry ve e su tío, claramente luchando en su mente en si dejar que su anormal sobrino se junte con otros anormales o dejarlo en casa, sin embargo, y a pesar de batallar internamente, Vernon lo manda a su habitación.
Dudley aún hace berrinche cada vez que Harry ingresa a la antigua habitación que usaba para guardar sus cachivaches, y aunque es más grande que la alacena que usaba, le sigue incomodando despertar sabiendo que sus tíos y primo duermen sólo a unos metros de él.
Harry (oyendo a su primo gritar) cierra la puerta de su habitación y mientras se cambia observa las paredes con fotos cuyos personajes se mueven, una escoba colgada a la pared, sus útiles escolares (que deben ser renovados), algunas tareas hechas y otras en pausa. La única razón por la cual sus cosas siguen ahí, es por Sirius que en su última visita colocó un hechizo de adhesión permanente en las paredes, y aunque Harry regrese a Hogwarts, lo que deje atrás seguirán ahí.
Al salir, su tía Petunia le entrega a Harry un canasto de comidas dulces y un termo para mantener el té en su punto de temperatura. Con un "no corras, niño" de parte de su tía, Harry se dirige al parque donde siempre se reúnen sus tíos.
— ¿Cómo te ido wacho?— Harry le sonríe a su tía Isabel, que está en el columpio jugando y se detiene al verlo, Sirius está a su lado columpiándose sin percatarse de que su ahijado está viéndolo... él, y otros niños que se ríen de ver a un hombre de treinta años divirtiéndose más que ellos.
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QUANTUM SALTUS: HOGWARTS [1976 - presente] (aka "Latinas en Hogwarts")
Fanfiction" ℂ𝕦𝕒𝕟𝕥𝕦𝕞 𝕊𝕒𝕝𝕥𝕦𝕤" 𝒂𝒌𝒂 " 𝕝𝕒𝕥𝕚𝕟𝕒𝕤 𝕖𝕟 ℍ𝕠𝕘𝕨𝕒𝕣𝕥𝕤" En una fecha sin importancia, dos muchachas conciben el cambio de sus vidas de manera "mágicamente" (nótese el sarcasmo) al dentrarse sin explicación a un libro de Harry Pot...