•[𝟑 𝟑]•

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Febrero, 1978

Isabel lentamente abre los ojos y a pesar de sentir el aroma a medicamentos y unas cortinas separan una cama de otra, no es la enfermería. Es una habitación es pequeña de tono claro, la cama tiene un colchón muy duro y tiene poca frazadas, hay una ventana pero debido a que está tapado con una cortina no sabe si es de día o no. Al desconocer el lugar Isabel comienza a hiperventilar, ocasionando que una máquina (muy antigua) que está conectado a su lado comenzase emitir pitidos. Isabel ve su brazo perforado por catéteres que le suministran distintos líquidos.

Por la chucha otra vez no. Suficiente tuve con tener montones de estas weas cuando era chica weón. — Su muñeca izquierda tiene un catéter grande y se mantiene en su lugar gracias a una gasa que fue amarrada con una cinta adhesiva. Isabel trata de quitarse la cinta para después quitarse el catéter y salir de ese lugar. Empero entra una enfermera y con mucho cuidado evita que se lo quite, puesto que si se quita el catéter bruscamente puede desangrarse.

— Mi niña espere...

— No me llames niña — Gruñe aún hiperventilando. Al ver que le es imposible quitarse la cinta por estar muy débil se acomoda y pregunta toscamente: — ¿Quién chucha eres tú y en dónde estoy?

— Soy la enfermera Evelyn y estás en el hospital San Mungo. —Responde ella. Isabel ya sabiendo que está en el hospital mágico trata de respirar lentamente, aliviando un poco su estado aritmico.

— ¿Y qué hago aquí?

— Una de tus amigas te encontró inconsciente y con mucho sangrado en tu habitación. Por poco no logramos salvarlos a ambos.

Isabel oye una y otra vez lo que ha dicho la enfermera, y aún estado de shock otea a la enfermera creyendo que está bromeando, pero la mujer (no debe tener menos de veinticinco) al no entender el por que Isabel está tan patidifusa, le comenta:

—Tus tutores están esperando a que despiertes para hablar contigo— la enfermera se exalta a ver cómo la tez morena de Isabel pierde todo su color. — Oh Merlín ¿Estás bien?

— No los quiero ver — Responde Ella—, no quiero.

—Están desesperados por verte...

—No.

Pero sus súplicas no fueron oídas al ver que la puerta de la habitación se abre, mostrando a los señores Potter. Euphemia tiene unas notables ojeras y sus ojos están rojos e hinchados, Fleamont tampoco está bien físicamente; pareciera que hubiese envejecido diez años más.

— Oh — Solloza Euphemia con angustia, generando un nudo en la garganta de Isabel.— Gracias a Merlín que estás bien... Tenía tanto miedo de que... No sé que hubiera pasado con nosotros si estuvieses otra semana inconciente.

—¿Que dijo? — Interroga Isabel—¿Una semana?

—Has estado en el hospital por una semana con cinco días. — Responde la enfermera.

— Una semana y cinco días —. Musita acongojada, en instantes su rostro denota angustia. Ya tiene casi dos semanas, ha cumplido los tres meses de embarazo, legalmente no podía hacer nada más que esperar lentamente su lamentable destino.

Debía ver su vientre abultandose cada mes, hacer crecer un parásito que se alimentará de su vitalidad y le quitará los mejores años de su vida, tener que sufrir en carne propia el lado desagradable del embarazo; hormonas que anulan la cordura de una, el acné en distintas partes del cuerpo, las manchas que vienen y van, unos síntomas que parecen más una forma de tortura, el aumento de peso, gingivitis, dolores de columna, estrías y celulitis, hemorroides, estreñimiento, reflujos, insomnio, hinchazón, infecciones vaginales, picores, náuseas, digestiones, presión arterial. Además de que la tortura sigue después del parto, como el episiotomía¹; el procedimiento en el que hacen un corte en el perineo (la piel que está entre la vagina y el ano) para que el bebé pueda salir y ni qué decir sobre la sangre que sale con anormalidad después de parir.

QUANTUM SALTUS: HOGWARTS [1976 - presente] (aka "Latinas en Hogwarts")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora