#28-🥀Te amo...🥀

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—Te quiero y creo que te querré toda mi vida —dijo sonriéndo, provocándo que ahora yo me sonrojara.

Paso una hora aproximadamente, ya era algo tarde y estaba cansada, así que fuimos de nuevo a su apartamento, tomé mis cosas y esperé a que Iseul buscará las llaves del auto.

Me acerqué a la terraza y me dispuse a ver la vista, mientras que una pequeña brisa golpeaba suavemente mi rostro y movía mi cabello. No pasó mucho cuando sentí unos brazos rodearme, para luego sentir sus labios en mi mejilla.

—Honey.

*Al día siguiente*

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*Al día siguiente*

Hoy tendría mi salida con Eduard y debo admitir que estaba empezando a arrepentirme. Sentía que si lo seguía viéndo y hablándo con él, caería en sus encantos y eso no podía pasar, no podía hacerle eso a Iseul. Pero sólo era una salida nada más y después no nos volveríamos a ver.

Tomé mis cosas y salí del apartamento, Edwin había salido con Lu y no vendría hasta mañana, así que eso no era problema, di unos cuantos pasos por la acera hasta llegar al auto de Eduard.

—Hola —saludó con una gran sonrisa, la cual hacía que sus ojos desaparecieran.

—Ah, eres tan tierno —dije riéndo.

—No digas eso que me sonrojo —dijo soltando una carcajada—. Te llevaré a un lugar muy especial.

—¿Ah, si? ¿No temes que alguien pueda vernos? —pregunté y él negó.

—No, así que no te preocupes —dijo tranquilo, así que me recosté en el asiento y me dispuse a ver el camino, una especie de Deja vú vino rápidamente a mí mente, no sabía por qué, pero no era algo a lo cual le debería de dar importancia.

[...]

Pasaron muchas horas y estaba empezando a desesperarme, ¿A dónde me llevaba? Incluso podía jurar que ya no estábamos en Seúl, pero él estaba muy tranquilo, ¿Acaso estaba planeando como matarme? Tomé todo el valor que había en mí y por fin hablé.

—¿A dónde me llevas? —dije firme.

—No te preocupes estamos cerca —dijo sin verme.

—He dicho, ¿A dónde me llevas? —dije está vez con voz de mando.

—Sólo mira al frente —dijo señalándo el lugar, ¿Qué era esto?

—¿Dónde estamos?...

—Playa Daecheon, a unas horas de Seúl —dijo para luego bajar del auto y abrirme la puerta del mismo.

—Nunca había venido...Bueno, no que yo recuerde —ay no, tú y tu bocota, no debí decir eso.

—¿No que tú recuerdes?

—No, no quise decir eso, olvídalo.

—Está bien, pero no es precisamente aquí donde quiero que vayamos —dijo y tomó mi mano, caminamos unos cuantos metros y nos encontramos con algunas personas haciéndo fila para subir a algo.

𝑺𝑰𝑴𝑷𝑳𝑬 𝑴𝑨𝑮𝑰𝑨 𝑰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora