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A partir de este punto (sobre todo en este capítulo) la historia incluirá canciones diferentes. Recomiendo que las escuchéis cuando Ash lo hace para meteros más en la historia ;)

Tenéis la letra escrita, pero si no sabéis inglés buscadlas porque podéis perderos ciertos detalles.

Os he dejado una de ellas al principio del capítulo;)

Ahora ya os dejo leer💋

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Fue el sábado por la noche, cuando ya estaba en pijama y con los ojos adormecidos siguiendo las líneas de un libro, que recibí un mensaje a mi teléfono de un número desconocido.

¿?: Hola, gatita.

¿?: ¿Me has perdonado ya?

Pocas personas sabían del absurdo apodo que mi padre me decía cuando era pequeña, y solo Luke lo usaba frecuentemente.

Yo: ¿Quién eres?

¿?: Los simples humanos me llaman Blake, pero hay cierta persona que me suele llamar Aiden. Es un poco pesada e insistente, pero creo que te caería bien (Emoji de guiño), sabe cuidar de la gente borracha, tiene unas pastillas mágicas para la resaca y da buenos consejos.

¿Aiden estaba bromeando? ¿Me acababa de llamar pesada e insistente?

Espera, ¿me acababa de enviar un emoji? ¿De dónde había sacado mi número?

Y lo más importante, ¿de dónde había sacado ese humor?

A pesar de esos pensamientos, mi consciencia y los recuerdos de la noche anterior me hicieron relajarme y sonreír estúpidamente a la pantalla del teléfono ante el Aiden simpático y gracioso.

Yo: No te atrevas a llamarme gatita.

Su respuesta no tardó ni unos segundos, respondiendo a mi amenaza.

Aiden: ¿Prefieres que te llame Kent?

No supe que decir, hasta que recordé la conversación de anoche, pero mi móvil ya había vibrado con otro mensaje antes de que le respondiera.

Aiden: Creo que ya tengo un nuevo apodo para ti.

¿Estás jugando conmigo, Aiden? ¿Ahora te gusta hacer bromas y ser extrañamente agradable?

Podía imaginarme su sonrisa perversa en esos momentos.

Yo: Si me llamas Kent te voy a sacar los ojos uno a uno con una cuchara y te obligaré a comértelos.

Aiden: Que miedo.

No sabía qué contestar. Así que decidí dejarlo así e irme a dormir. Apenas apagué la luz, recibí un mensaje suyo.

Aiden: Buenas noches, Kent.

Ese extraño apodo, que no recordaba del todo por qué me había puesto, empezó a gustarme.

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Me levanté el domingo y fui a desayunar, como solíamos hacer esos días, con Maya y Mel. Obviamente, les conté absolutamente todo lo sucedido con Aiden. Las dos estaban contentas por mí e ilusionadas. Mel ya estaba pensando en cómo quedaban nuestros apellidos unidos, y decidió que podía casarme con él, porque tampoco quedaba tan mal.

Maya volteaba los ojos repetidas veces ante los extraños comentarios de Mel y yo me reía de ambas. Llegamos a la habitación de Mel y decidieron ver una película. A mitad de ella, mi móvil vibró y no pude evitar un nerviosismo y emoción irracional cuando observé el nombre en la pantalla.

Sirimiri entre cicatrices Donde viven las historias. Descúbrelo ahora