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Llevaba toda la tarde escuchando a Jason decirles que estaban haciéndolo mal, a los gemelos reírse o pelearse, a Mike siendo regañado por sus tonterías, a Luke riendo o suspirando y a Aiden intentando ser paciente.

No tuvimos que esperar mucho hasta que salieron todos, en fila, de la cocina.

—¿Y bien? – preguntó Wyatt.

—¿Ya podemos cenar? – dije.

Mike, no sin antes haber mirado detenidamente a Mel en su vestido y haberle guiñado un ojo, se giró hacia nosotros con una sonrisa orgullosa.

—Siéntense, por favor – dijo señalando la mesa.

Hope corrió escaleras arriba para limpiarse, junto Luke, y a pesar de que Axel y Mike eran los que más manchados iban, dijeron que no importaba.

Todos nos sentamos, hambrientos, en nuestros respectivos sitios y justo cuando Mike y Axel iban a buscar la comida, Annie bajó las escaleras murmurando algo junto con Hope, que se había vestido con un top precioso y un tejano similar al que yo llevaba puesto, y Luke.

—¿Y su pizza? – le preguntó Jason a Annie.

—Me han dicho que no pueden traerla porque estamos muy lejos del centro – y miró acusadoramente a Aiden —¿Por qué compraste esta basura?

Aiden elevó las cejas con sorpresa.

—Esta basura – empezó – tiene tres pisos, dos piscinas, un jardín enorme, casi diez habitaciones, una suite, un gimnasio y tres duchas hidromasaje.

—Tampoco lo restriegues – murmuró Hope.

Annie chasqueó la lengua e hizo un gesto de indiferencia con la mano.

—Bobadas – murmuró, dando por finalizada la conversación.

—Espera... —dijo Luke —¿dónde están las duchas hidromasaje?

Aiden encogió un hombro mientras servía el vino.

—Hay una en el baño del gimnasio, otra en la suite y la última la piscina, que tiene hidromasaje.

—¿Por qué no estábamos informados de esto? – preguntó Mel mirando a Jason.

—No lo preguntasteis – dijo.

—Oh, esa respuesta me recuerda a alguien – murmuré llevando la copa a mis labios.

Los gemelos hicieron una aparición dramática con la comida en las manos. Hasta Axel había puesto un redoble de tambores en su teléfono.

Dejaron dos pavos rellenos gigantes a cada lado de la mesa.

Me lo quedé mirando con la boca abierta.

—Impresionante, ¿eh? – dijo Axel.

No sé por qué, pero mis ojos se dirigieron a Jason, que estaba delante de mí junto a Luke.

—Les dije que el pavo se hacía en acción de gracias, no es mi culpa – susurró.

Reí flojo.

Bueno, en realidad, el pavo también se solía hacer en Navidad. Lo que pasa que sin el relleno.

Pero me callé y esbocé una sonrisa.

—Tiene muy buena pinta – dije levantándome de la silla y cogiendo mi copa – Estoy feliz de que estemos juntos hoy.

—Ay dios, ¿te vas a poner sensible? – preguntó Hope, recibiendo un puñetazo por parte de Axel, que se giró hacia mí con una sonrisa.

Sirimiri entre cicatrices Donde viven las historias. Descúbrelo ahora